ROMA, domingo, 23 diciembre 2007 (ZENIT.org).- La Iglesia católica ha advertido en numerosas ocasiones de los peligros morales asociados a la fecundación in vitro (IVF). Por si fuera poco, los procedimientos implicados en la IVF traen consigo una serie de peligros para la salud, tanto para las mujeres como para su descendencia.
Uno de estos riesgos es la amenaza de enfermedades genéticas procedentes de los óvulos o el esperma donado. El Los Angeles Times publicaba el 8 de diciembre un reportaje especial sobre los problemas sufridos por una pareja que tuvo un niño nacido gracias a la donación de un óvulo de Alexandra Gammelgard.
Para pagar la universidad, Gammelgard vendió sus óvulos a agencias, dando como resultado el nacimiento de al menos cuatro niños. El nacimiento de uno de estos niños fue acordado por una pareja homosexual, Bruce Steiger y Rick Karl. Más adelante se descubrió que el niño sufría de la enfermedad de Tay-Sachs, una anomalía neurológica que normalmente mata a su víctima antes de los 5 años.
Gammelgard es portadora de la mutación genética, pero no era consciente de ello cuando vendió sus óvulos. Las demás parejas que han tenido hijos gracias a los óvulos donados por Gammelgard siguen sin ser informadas de los riesgos. Aunque sus hijos no desarrollen la enfermedad, corren a su vez el riesgo de pasarla a la siguiente generación.
El Los Angeles Times advertía que esto no ocurre con las donaciones de sangre, puesto que se puede seguir la pista de los donantes y su sangre, de forma que los receptores pueden ser advertidos en el caso de descubrir algún peligro tras la donación. En contraste, las leyes que regulan la IVF privilegian la confidencialidad, y no hay garantías de que a quienes utilizan los óvulos y el esperma donados se les informe si se descubre después que el donante sufre graves problemas de salud.
Según el periódico, el número de niños nacidos en Estados Unidos de óvulos donados alcanzó los 6.500 en el 2005. La donación de esperma es más común, con decenas de miles de nacimientos cada año.
Un artículo del Wall Street Journal el 15 de noviembre advertía de que las parejas pueden abrigar falsas esperanzas con los continuos anuncios de nuevos tratamiento de IVF. En octubre se desveló una nueva técnica de diagnóstico de embriones, que ganó inmediatamente el premio de la Sociedad Americana de Medicina Reproductiva (ASRM).
Sin embargo, al mismo tiempo, un grupo de expertos de la ASRM, junto con miembros de la Sociedad para la Tecnología de Reproducción Asistida, publicaban una declaración pidiendo precaución ante ciertas clases de diagnósticos genéticos de embriones, diciendo que no hay evidencias científicas suficientes sobre su utilidad.
Altos costes, bajos resultados
El Wall Street Journal también observaba que un reciente estudio del New England Journal of Medicine cuestionaba la utilidad para muchos pacientes de los avanzados tratamientos de fertilidad. Tales procedimientos suelen ofrecerse a las parejas jugando con sus miedos de quedarse sin hijos, pero no tienen garantías de éxito, y cuestan miles de dólares.
El ASRM también advertía, informaba El 22 de octubre Associated Press, que las mujeres no deberían poner excesiva confianza en los óvulos congelados. Hasta ahora en el mundo sólo ha habido 500 nacimientos de óvulos congelados.
Dados los problemas con los cristales de hielo que se forman durante el proceso de congelación, los óvulos pueden volverse inútiles. El ASRM explicaba que la técnia de congelación, que puede costar más de 10.000 dólares, puede tener sólo una probabilidad del 2%-4% de un nacimiento vivo por cada óvulo descongelado.
Médicos de Irlanda también expresaron su preocupación, informaba el 11 de septiembre el Irish Times. El año próximo, dos clínicas británicas introducirán en Irlanda la posibilidad de que las mujeres congelen óvulo usando el proceso de vitrificación.
La Human Assited Reproduction Ireland en el Hospital Rotunda de Dublín ofrece ya a las mujeres la posibilidad de congelar óvulos usando otro método, el proceso de congelación lenta. El doctor Edgar Mocanu, un consultor del Rotunda Center, advertía que la nueva técnica todavía es experimental y no hay datos disponibles todavía sobre los posibles problemas para la salud de los bebés nacidos como resultado del proceso.
Otra preocupación es si la promoción de la congelación de óvulos inducirá a las mujeres a posponer el embarazo. El doctor Angus Nolan, director de laboratorio en la Unidad de Fertilidad del Hospital Universitario de Galway, declaraba al Irish Times que, dejando a un lado la preocupación por la supervivencia de los óvulos congelados, cuanto más espera una mujer más difícil le será quedarse embarazada.
Nacimientos múltiples
Otra serie de problemas es la tendencia de los procedimientos de IVF de producir nacimientos de gemelos. Walter Merricks, director interino de la Autoridad para la Fecundación Humana y la Embrionología del Reino Unido, pedía una reducción de los nacimientos múltiples, informaba el 4 de diciembre el Guardian.
Actualmente, la IVF en el Reino Unido suma casi 1 de cada 5 del total de los nacimientos múltiples, debido a que se implantan en la mujer dos o tres embriones durante el tratamiento de fertilidad.
El artículo del Guardian observaba que los nacimientos de gemelos son el mayor factor de riesgo para los bebés nacidos por IVF. Los peligros incluyen nacimientos prematuros, bajo peso al nacer, parálisis cerebral, enfermedades de corazón y diabetes.
En Estados Unidos, un artículo el 20 de noviembre en el Philadelphia Inquirir informaba que los nacimientos de gemelos son el 44% de todos los nacimientos por IVF. El periódico citaba un informe del 2004 de los Centros nacionales para el Control y Prevención de Enfermedades, en el que los investigadores comentaban que, para jactarse de un alto índice de éxitos en los tratamientos de IVF, las clínicas tienden a favorecer la implantación de múltiples embriones.
Problemas para la salud
Dejando a un lado los problemas debidos a los nacimientos múltiples, los niños nacidos por técnicas de IVF tienden a sufrir más problemas de salud en general. El 23 d ejulio, el periódico Daily Mail informaba sobre las cifras publicadas por la revista médica Human Reproduction.
Un estudio llevado a cabo por el Imperial College de Londres sobre casi 900 niños descubrió que, como media, un niño de 7 años concebido a través de un tratamiento de fertilidad ha sido hospitalizado 1,76 veces, mientras que un niño concebido de forma natural sólo ha sido admitido una vez. A los 7 años, los niños IVF han pasado una media de 4,31 días hospitalizados, casi dos días más que los demás niños.
Otros problemas que afectan al cerebro son más comunes en los nacidos gracias al tratamiento de IVF. El sistema inmunológico también se ve afectado, por lo que estos niños son más propensos a infecciones, asma y artritis reumatoide. Aunque algunos de los problemas podrían estar relacionados con los nacimientos múltiples, el estudio también encontró que los niños de nacimientos únicos de IVF también son menos sanos que los concebidos de forma natural.
Las madres también corren riesgo, informaba el Los Angeles Times el 3 de diciembre. Uno de los principales problemas deriva del número de embarazos en edades más avanzadas. Los nacimientos en mujeres de entre 40 y 44 años en California se han multiplicado casi por tres desde 1982.
Las madres con más edad tienen más riesgo de desarrollar hipertensión y diabetes gestacional y tener nacimientos prematuros y bebés con bajo peso, advertía el artículo. También citaba un estudio del 2004 sobre mujeres suecas, que encontró que el índice de nacimientos prematuros por mujer en edades de entre 40 y 44 años era un 150% mayor que de las mujeres entre edades de 20 y 29 años.
Las parejas que descubren que no pueden tener hijos sufren mucho, reconoce el Catecismo de la Iglesia Católica en el número 2374. No obstante, los métodos orientados a superar dichos problemas deberían ponerse al servicio de la persona humana y sus derechos, así como respetar la relación entre marido y mujer y la naturaleza del acto sexual, explican los siguientes párrafos.
Un hijo es un don, no una propiedad, y posee derechos que deberían respetarse, añade el número 2.378. Una enseñanza cuya sabiduría está siendo confirmada cada vez más con las complicaciones que surgen de la IVF.
Por el padre John Flynn, L. C., traducción de Justo Amado