Mensaje de los obispos de México al Pueblo de Dios

MÉXICO, sábado, 5 abril 2008 (ZENIT.orgEl O bservador).- Como es tradicional, los obispos mexicanos, al término de la Asamblea Plenaria de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), han emitido un documento de conclusiones en el que se comprometen a la renovación pastoral integral a la que llama el documento de Aparecida.

El mensaje, firmado por el presidente y el secretario de la CEM, monseñor Carlos Aguiar Retes, obispo de Texcoco, y monseñor José Leopoldo González, obispo auxiliar de Guadalajara, respectivamente, reafirmaron su compromiso de «ofrecer una fuerte misión evangelizadora en favor de nuestra Patria».  Más adelante, subrayaron su deseo de «que los mexicanos tengamos la oportunidad de tener un encuentro vivo con Cristo, que nos capacite para transformar nuestras realidades lacerantes en experiencia de amor y salvación».

A continuación, reproducimos la totalidad del documento.

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MENSAJE DE LOS OBISPOS DE MÉXICO AL PUEBLO DE DIOS

«Quédate con nosotros, Señor «

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(Lc 24,29)

Bajo la mirada de nuestra Señora de Guadalupe, dirigimos nuestro pensamiento al gran Dios y Salvador Nuestro Jesucristo en este momento tan privilegiado para la construcción de nuestra Patria, como Pueblo de Dios.

Lo hacemos en espíritu de humildad y gratitud pues Dios no abandona nunca a su pueblo.

UNA MIRADA HACIA ADENTRO

Durante esta semana nos hemos reunido para ver con la mirada de Dios, nuestra interioridad de pastores. Ante todo hemos buscado en nuestro corazón la voz del Espíritu que es el único que puede darnos la fidelidad a nuestra misión de hombres al servicio del evangelio. Y aunque muchas veces nuestra existencia aparece como gris, pues nos descubrimos como pecadores, sin embargo desbordamos de gratitud y alegría por el don del encuentro con Cristo, por la hermosura de ser cristianos en el seno de la Iglesia Católica.

Todo esto nos está llevando a una conversión personal y pastoral, a una búsqueda a un replanteamiento y reorientación de las estructuras y métodos pastorales, centrándonos por ahora en los Sacramentos de la Iniciación Cristiana. Ha sido más firme nuestra opción por la escucha de la palabra de Dios, que dará una gran calidad a nuestro ser de discípulos y misioneros, permitiéndonos con ello integrarnos adecuadamente a la misión continental.

UNA MIRADA DE PASTORES A NUESTRO PUEBLO

Gracias a estos sentimientos que son nuestras opciones, pudimos ver con esperanza y sensatez la realidad y el impactante retablo de sufrimientos y carencias de nuestro pueblo, sufrimientos y carencias que exigen de nosotros Obispos y Sacerdotes un testimonio más auténtico y creíble del Dios del amor, de la vida y de la paz.

Nuestro compromiso consiste en ofrecer una fuerte misión evangelizadora en favor de nuestra Patria. Deseamos que los mexicanos tengamos la oportunidad de tener un encuentro vivo con Cristo, que nos capacite para transformar nuestras realidades lacerantes en experiencia de amor y salvación.

Queremos ofrecer respetuosa y gozosamente la vida de Cristo al hombre de hoy. Anhelamos salir y caminar con una mentalidad nueva, con un nuevo impulso en busca de nuestros hermanos, para que mediante el diálogo, que tanto enaltece nuestros ideales, y mediante el encuentro personal, facilitemos también el encuentro con Cristo.

Somos conscientes de que el cambio de época estremece las estructuras de la Patria; de que las fuerzas nacionales parecen descoyuntarse y agitan el corazón de muchos compatriotas, particularmente en las regiones marcadas por la pobreza y la violencia. Nos preocupa altamente el narcotráfico, vehículo innegable de la cultura de la muerte, así como los ataques contra la vida y la familia, patrimonio de la humanidad. Sin embargo, nosotros queremos asegurarles a Ustedes los creyentes y a quienes quieran escuchar con benevolencia nuestra voz, que no todo está perdido; que la alegría y la salvación surgen en Cristo Jesús y en su Iglesia Católica.

Que como hombres de fe, como una comunidad redimida, y con el Señor resucitado, somos un árbol fuerte cuyas raíces pueden desafiar el azote de los vientos.

Les ofrecemos una palabra honesta de esperanza, no tengamos miedo, Dios ha sido, sigue y seguirá siendo el Rector de nuestra historia y debemos encontrar el camino para volver a darle el lugar que le corresponde en nuestros corazones, en nuestras familias y comunidades.

Nosotros sus hermanos los obispos queremos estar con Ustedes, seguiremos con Ustedes, caminaremos junto con Ustedes.

Estamos dispuestos a seguirles ofreciendo en nuestras comunidades diocesanas y en nuestras parroquias junto con el alimento de la Palabra y de la Eucaristía y contando con la participación de Ustedes, acciones pastorales que transformen a las personas y a nuestra sociedad.

Los saludamos con afecto, somos de Ustedes hermanos y sobre todo servidores que oramos a nuestra Madre de Guadalupe por las intenciones y necesidades de cada uno de los mexicanos.

Por los Obispos de México,

 + Carlos Aguiar Retes
Obispo de Texcoco
Presidente de la CEM

+ José Leopoldo González González
Obispo Auxiliar de Guadalajara
Secretario General de la CEM

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ZENIT Staff

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