CIUDAD DEL VATICANO/BERGAMO, lunes, 7 abril 2008 (ZENIT.org).- Los medios juegan un poderoso papel en la capacidad de percibir el mundo real –que es muy distinto del «virtual»–, un factor que marca la importancia que Benedicto XVI da a la comunicación social, no sólo cuando trata de ella en sus mensajes, sino también impulsando el diario de la Santa Sede.
Y es que «L’Osservatore Romano» no es un diario interno de la Santa Sede; «merece ser conocido y leído como medio de comunicación donde cada cristiano puede encontrar fielmente reproducidos el pensamiento del Papa y la acción de la Santa Sede», apunta el secretario de Estado.
El cardenal Tarcisio Bertone –en la edición cotidiana en italiano, fechada el 6 de abril– llama la atención sobre la influencia que tienen los medios de comunicación en la percepción del mundo actual.
Por ejemplo, alerta de la «falacia» de afirmar que vivimos en la aldea global, cuando en esta aldea no todo los habitantes disfrutan de las mismas posibilidades, ya se trate de justicia, de bienes, de educación. «Precisamente la capacidad de percibir el mundo real tan distinto del mundo virtual depende del acceso a los medios tradicionales y nuevos», reflexiona el purpurado.
«Así que es evidente la importancia que Benedicto XVI, tan fiel al Concilio que ha impulsado a la Iglesia hacia esta nueva dimensión, une a la información», confirma.
La evangelización, el anuncio de Dios amor, también pasa hoy «a través del contexto del conocimiento creado por los medios», una realidad a la que se une el deber de la Iglesia «de ser capaz de anunciar al mismo Jesús de los evangelios y su mensaje de salvación valorando lo mejor posible las técnicas propias de la comunicación en constante evolución».
Vida globalizada y acción evangelizadora de la Iglesia, por lo tanto, son el marco de la progresiva renovación que evidencia «L’Osservatore Romano» desde la nueva dirección emprendida el pasado octubre -de la que se encarga el profesor Giovanni Maria Vian–.
De hecho, en una carta en el inicio de esta dirección, Benedicto XVI subrayó la «dimensión mundial» del diario -y las posibilidades que brinda «la Red»– para expresar «la realidad de la Iglesia universal, la comunión de todas las Iglesias locales y su enrizamiento en las distintas situaciones, en un contexto de sincera amistad con las mujeres y los hombres de nuestro tiempo».
Asimismo el Santo Padre trazó la vocación del diario en su promoción del diálogo, «mostrando la fecundidad del encuentro entre fe y razón» que posibilita «una cordial colaboración entre creyentes y no creyentes», y señaló su tarea fundamental de favorecer «en las culturas de nuestro tiempo esa apertura confiada y, a la vez, profundamente razonable al Trascendente sobre el cual, en última instancia, se funda el respeto de la dignidad y de la auténtica libertad de todo ser humano».
«Considero que «L’Osservatore Romano» efectivamente está procurando realizar de manera gradual los objetivos indicados por el Santo Padre» –afirma el cardenal Bertone–, impulsando un «esforzado proyecto que prevé a la vez ampliar las nuevas tecnologías hasta consolidar una presencia significativa en Internet, aplicar adecuados criterios de marketing, perfeccionar la profesionalidad y lograr situarse con voz propia y distinta, reconocible y estimada, en el concierto de la prensa internacional».
De aquí se percibe «la profundidad de las expectativas del Papa y su sensibilidad al desear que su diario sea un instrumento perfeccionado de diálogo y de escucha dentro de la Iglesia católica representada en su variedad, pero también -precisa el secretario de Estado– en el coloquio con las demás Iglesias y religiones, con las culturas, las ciencias y las nuevas ramas de la investigación sobre el hombre».
Por Marta Lago