CIUDAD DEL VATICANO, jueves, 17 abril 2008 (ZENIT.org).- Uno de los momentos más intensos de la visita de Benedicto XVI a los Estados Unidos se vivirá en el último día, el domingo 20 de abril, con su visita a la Zona Cero, el cráter en el que surgían las Torres Gemelas.
Publicamos la oración que el Papa elevará en recuerdo de las víctimas de los atentados del 11 de septiembre:
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Oh Dios de amor, compasión y sanación,
míranos, personas de muchos credos y de diferentes tradiciones,
que se reúnen hoy en este lugar,
escenario de increíble violencia y dolor.
Te pedimos en tu bondad
que concedas luz eterna y paz
a todos los que murieron aquí,
comenzando por quienes lo hicieron heroicamente:
nuestros bomberos, policías,
trabajadores de los servicios de emergencia, y
personal de la Autoridad Portuaria,
junto con todos los hombres y mujeres inocentes
que fueron víctimas de esta tragedia
simplemente porque su trabajo o servicio
les condujo aquí el 11 de septiembre de 2001.
Te pedimos, en tu compasión
que otorgues la curación a aquellos
que, debido a su presencia aquí, en aquél día,
sufren heridas y enfermedad.
Cura, también, el dolor de las familias que todavía están en duelo
y a todos aquellos que perdieron a seres queridos en esta tragedia.
Concédeles fuerza para continuar sus vidas
con valor y esperanza
Recordamos también
a aquellos que sufrieron muerte, heridas, y pérdidas
el mismo día en el Pentágono y en
Shanksville, Pennsylvania.
Nuestros corazones son uno con ellos,
mientras que nuestra oración abraza su dolor y sufrimiento.
Dios de paz, concede tu paz a nuestro mundo violento:
paz a los corazones de todos los hombres y mujeres
y paz entre las naciones de la tierra.
Orienta hacia tu senda de amor
a aquellos cuyos corazones y mentes
que están consumidas por el odio.
Dios de comprensión,
abrumados por la magnitud de esta tragedia,
buscamos tu luz y guía
para afrontar tan terribles eventos.
Concede que aquellos cuyas vidas se perdieron
puedan vivir de manera que las vidas perdidas aquí
no se hayan perdido en vano.
Confórtanos y consuélanos,
fortalécenos en la esperanza,
y danos la sabiduría y valor
para trabajar sin descanso por un mundo
donde la verdadera paz y amor reinen
entre las naciones y en los corazones de todos.
[Traducido del inglés por Nieves San Martín]