NUEVA YORK, sábado, 19 abril 2008 (ZENIT.org).- La fidelidad y el testimonio del Evangelio debe unir a los cristianos, separados en diferentes confesiones, en un mundo que siente la tensión entre una creciente «solidaridad global» y el «repliegue en el individualismo», aseguró Benedicto XVI en Nueva York.
El pontífice participó en la tarde de este viernes en un encuentro ecuménico con los representantes de las diferentes confesiones cristianas en la iglesia de San José.
Entre los presentes en el encuentro se encontraba Bernice King, hija del líder del movimiento para los derechos civiles, Martin Luther King, de quien se ha celebrado recientemente el cuadragésimo aniversario de su muerte.
Según explicó el Papa en su discurso, «la globalización ha colocado a la humanidad entre dos extremos. Por una parte, el sentido creciente de interrelación e interdependencia entre los pueblos, incluso cuando, hablando en términos geográficos y culturales, están distantes unos de otros».
«Por otra parte, no se puede negar que las rápidas mutaciones que suceden en el mundo presentan también algunos signos desagradables de fragmentación y de repliegue en el individualismo», constató.
El uso cada vez más extendido de la electrónica en el mundo de las comunicaciones, reconoció, «ha comportado paradójicamente un aumento del aislamiento».
En este contexto, reconoció, «con mucha frecuencia los no cristianos, al ver la fragmentación de las comunidades cristianas, quedan confundidos con razón sobre el mensaje mismo del Evangelio».
Por eso, el pontífice aseguró que «solamente manteniéndonos firmes en la enseñanza segura lograremos responder a los retos que nos asaltan en un mundo cambiante».
«Sólo así daremos un testimonio firme de la verdad del Evangelio y de su enseñanza moral. Éste es el mensaje que el mundo espera oír de nosotros», aseguró.
«Igual que los primeros cristianos, tenemos la responsabilidad de dar un testimonio transparente de las «razones de nuestra esperanza», de manera que los ojos de todos los hombres de buena voluntad se abran para ver que Dios ha manifestado su rostro y nos ha permitido acceder a su vida divina a través de Jesucristo».
El Papa deseó que ese encuentro de oración «sea un ejemplo de la centralidad de la plegaria en el movimiento ecuménico; pues, sin plegaria, las estructuras, las instituciones y los programas ecuménicos quedarían despojados de su corazón y de su alma».
«Caminando tras sus huellas y poniendo la confianza sólo en Dios», concluyó, «alcanzaremos la «unidad de esperanza, de fe y de amor», la única que puede convencer al mundo de que Jesucristo es el enviado del Padre para la salvación de todos».
Imágenes del encuentro pueden verse en www.h2onews.org