NUEVA YORK, lunes, 21 abril 2008 (ZENIT.org).- Al despedirse de los Estados Unidos en la noche de este domingo, Benedicto XVI confesó la esperanza de que su visita sirva para traer «una renovada fe» en ese país.
«Rezo por todos los Estados Unidos, realmente por todo el mundo, para que el futuro traiga una mayor fraternidad y solidaridad, un creciente respecto recíproco y una renovada fe y confianza en Dios, nuestro Padre que está en el cielo», dijo en el aeropuerto John Fitzgerald Kennedy, al final de una visita de algo más de cinco días.
Unas 3.200 pudieron pasar al hangar para despedirse de cerca del Papa, en una ceremonia en la que representó a los Estados Unidos el vicepresidente Dick Cheney.
El Papa confesó que la visita que ese domingo por la mañana había realizado a la Zona Cero, donde se alzaban las Torres Gemelas, «permanecerá profundamente grabada en mi memoria».
«Seguiré rezando por los que fallecieron y por los que sufren las consecuencias de la tragedia que tuvo lugar en 2001», aseguró.
Recordando después su visita a las Naciones Unidas, agradeció «todo lo que la Organización ha logrado realizar para defender y promover los derechos fundamentales de todo hombre, mujer y niño en cualquier parte del mundo, y aliento a todos los hombres de buena voluntad a continuar esforzándose sin desfallecer en la promoción de la coexistencia justa y pacífica entre los pueblos y las naciones».
Cheney, que calificó al Papa de «mensajero de la paz y de la justicia» reconoció que «esta semana ha sido memorable para los estadounidenses» y pidió al obispo de Roma que tenga presente a su país en sus oraciones.
El Papa concluyó su discurso que el tradicional «God bless America» («Dios bendiga a los Estados Unidos»).
Durante su estancia Benedicto XVI visitó las ciudades de Washington y Nueva York y en esos días cumplió 81 años (el 16 de abril), y tres como obispo de Roma (el 19 de abril).