CIUDAD DEL VATICANO, viernes, 23 mayo 2008 (ZENIT.org).- El Papa exhorta a que la tarea formativa de los futuros profesionales de la comunicación destierre el relativismo que rechaza o ignora apelar a la verdad.
Benedicto XVI brindó esta clave al recibir en audiencia, este viernes, a los participantes del Congreso de Facultades de Comunicación Social de las Universidades Católicas.
La convocatoria, promovida por el Pontificio Consejo para las Comunicaciones Sociales, reúne en Roma, del 22 al 24 de mayo, a expertos de 43 países en representación de 45 universidades y 13 instituciones y organismos del ámbito de los medios.
En el marco de reflexión sobre la identidad y misión de estos centros de formación, los participantes en el encuentro llevan a cabo un diálogo amplio sobre la complejidad actual de la comunicación.
Y es que ésta, «mientras prefigura horizontes futuros y potencialidades siempre nuevas, plantea delicados problemas en el frente ético», reconoció el presidente del dicasterio, el arzobispo Claudio Maria Celli, en sus palabras de saludo al Santo Padre.
De ahí que el Congreso -añadió el prelado– siga el concepto de «info-ética» que indicó Benedicto XVI –en su mensaje para la reciente Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales- orientado a señalar la decisiva incidencia de los aspectos morales en la utilización de los medios.
De hecho el Santo Padre ha exhortado este viernes a poner «mayor atención en los programas académicos del ámbito de los medios de comunicación social en especial en las dimensiones éticas de la comunicación entre las personas».
«Es importante que esta formación jamás se considere como un sencillo ejercicio técnico o como mero deseo de dar informaciones», advirtió; «es oportuno que sea mucho más una invitación a promover la verdad en la información y a hacer reflexionar a nuestros contemporáneos sobre los acontecimientos».
El «compromiso con las cuestiones de la verdad» debe centrar toda reflexión sobre la comunicación humana; «un comunicador puede intentar informar, educar, entretener, convencer, consolar, pero el valor final de cualquier comunicación reside en su veracidad», recalcó el Papa.
Lejos de «promover los objetivos y los propósitos del comunicador o de aquellos para quienes trabaja sin considerar la verdad», «el arte de la comunicación está por naturaleza ligado a un valor ético, a las virtudes que son el fundamento de la moral», reflexionó.
Por largo tiempo profesor universitario, el Papa Joseph Ratzinger habló a los docentes animándoles a alimentar y recompensar «la pasión por la verdad y la bondad que siempre es fuerte en los jóvenes».
«Pero enseñadles también que la propia pasión por la verdad, que igualmente puede ayudarse de cierto escepticismo metodológico, en particular en cuestiones de interés público, no debe distorsionarse ni convertirse en un cinismo relativista –añadió– según el cual toda apelación a la verdad y a la belleza es habitualmente rechazada o ignorada».
En cuanto a la identidad de una Universidad católica, no es el número de estudiantes de tal fe el que la determina, recordó Benedicto XVI, sino su «convicción»: «creer verdaderamente que sólo en el misterio del Verbo hecho carne se esclarece el misterio del hombre».
Asimismo la fe permite una aproximación más amplia al campo de la comunicación humana, que «no es un simple producto de una mera y fortuita casualidad o de nuestras capacidades», puntualizó.
De la revelación bíblica se desprende –ejemplificó– que la comunicación «refleja más bien nuestra participación en el Amor trinitario creativo, comunicativo y unificador que es el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo».
Por Marta Lago