Cardenal Ouellet: La nueva evangelización busca comunicadores

Intervención del arzobispo de Quebec ante los comunicadores católicos de norteamérica

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TORONTO, viernes, 30 mayo 2008 (ZENIT.org).- La nueva evangelización necesita comunicadores para penetrar en la era de la comunicación, asegura el cardenal Marc Ouellet, arzobispo de Quebec y primado de Canadá.

Y la nueva evangelización es «el mayor desafío que afronta la Iglesia al inicio del nuevo milenio», explicó este viernes en la jornada de clausura de la convención de los comunicadores católicos de Estados Unidos y Canadá, celebrada en Toronto.

«No siempre es fácil para una Iglesia que cuenta con siglos de tradición adaptarse a la nueva cultura de la comunicación moderna», reconoció el purpurado ante los casi 500 participantes en el encuentro.

«Los medios de comunicación son mucho más que simples instrumentos tecnológicos. Si bien estos últimos son vitales, en el corazón de la comunicación está la gente y los recursos movilizados para objetivos específicos», advirtió.

Ahora bien, añadió, «no olvidemos nunca que la Iglesia es comunicación y, por tanto, la cultura de los medios de comunicación está inseparablemente ligada a los demás esfuerzos de evangelización».

Internet y las nuevas tecnologías, reconoció, «constituyen un llamamiento a un compromiso misionero con la cultura moderna, a la misión constitutiva de la Iglesia: Dios transciende la cultura, pero se encuentra con nosotros en nuestra cultura».

El papel de los medios de comunicación social, aseguró citando el último mensaje de Benedicto XVI con motivo de la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, «debe considerarse como parte integrante de la cuestión antropológica, que se plantea como un desafío crucial del tercer milenio».

El cardenal aclaró: «De manera similar a lo que sucede en el campo de la vida humana, del matrimonio y de la familia, y en el ámbito de las grandes cuestiones contemporáneas relativas a la paz, la justicia y la conservación de la creación, también en el sector de las comunicaciones sociales están en juego dimensiones constitutivas del ser humano y de su verdad».

«Cuando la comunicación pierde las raíces éticas y elude el control social, termina por olvidar la centralidad y la dignidad inviolable del ser humano, y corre el riesgo de influir negativamente sobre su conciencia y sus opciones, condicionando así, en definitiva, la libertad y la vida misma de las personas».

Se puede decir incluso, añadió, «que la búsqueda y la presentación de la verdad sobre el hombre son la vocación más alta de la comunicación social. Utilizar para este fin todos los lenguajes, cada vez más bellos y refinados, de los que disponen los medios de comunicación social, es una tarea entusiasmante confiada, en primer lugar, a los responsables y operadores del sector».

Por este motivo, dirigiéndose a los comunicadores católicos, les dijo: «Vosotros sois instrumentos de esperanza para la Iglesia y para el mundo. Debéis influir en vuestros hermanos y hermanas colegas que trabajan en los medios de comunicación para ayudarles a evitar el riesgo de transformarse en sistemas orientados a someter a la humanidad a agendas dictadas por los intereses dominantes del momento».

«Este es el desafío que afrontan los medios, el desafío que todos debemos afrontar en nuestras vidas cotidianas para convertirnos en hombres y mujeres solidarios con el género humano», concluyó.

Por Jesús Colina

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ZENIT Staff

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