HANOI, martes, 2 septiembre 2008 (ZENIT.org).- En un llamamiento dirigido al gobierno vietnamita, los religiosos Redentoristas de la parroquia Thai Ha, en el distrito de Dong Da, piden la liberación de los cuatro fieles católicos arrestados a raíz de una manifestación el 28 de agosto.
Los religiosos piden asimismo la sanción de los agentes responsables de la violencia y el fin de la arbitrariedad ejercida por las autoridades locales en las tierras que les pertenecen.
Piden también que se les devuelvan los terrenos de su convento y parroquia en Thai Ha de los que se ha apropiado el Gobierno.
La carta fechada el 29 de agosto, dirigida al presidente y al primer ministro, expone los acontecimientos de la víspera, cuando parroquianos asistieron pacíficamente a una vigilia de oración a la puerta del Departamento de Seguridad Pública del distrito de Dong Da.
Los manifestantes, según la carta, querían simplemente pedir al departamento que respete la ley y que libere a las personas retenidas ilegalmente y poner fin a los arrestos arbitrarios.
«Numerosos policías utilizaron entonces porras eléctricas y herramientas para agredir a los participantes de manera bárbara», afirma la carta.
Los religiosos Redentoristas declaran también que «numerosos parroquianos fueron heridos gravemente en la velada, otros fueron golpeados hasta perder el conocimiento, otros fueron arrestados y no se tienen noticias de ellos desde entonces».
El incidente se produjo a pleno día en la carretera principal de Hanoi y ha provocado la indignación, no sólo de los parroquianos, sino también de los transeuntes testigos del trato salvaje infligido a los religiosos, se lee en la carta abierta.
Los Redentoristas piden por último al Gobierno que declare inconstitucional e ilegal el procedimiento utilizado por las autoridades locales para explotar las tierras que pertenecen a los Redentoristas y a la parroquia de Thai Ha.
Según informaba la agencia AsiaNews.it el 22 de agosto, los Redentoristas, en una carta dirigida al primer ministro, aseguraban que nunca han donado al Gobierno el terreno de su convento y de la parroquia de Thai Ha, tienen todos los documentos que prueban su propiedad, y quieren que se les devuelva, según la ley, y desafían a las autoridades a exhibir una documentación contraria.