CASTEL GANDOLFO, lunes 8 de septiembre de 2008 (ZENIT.org).- Benedicto XVI alabó el pasado sábado la labor realizada por los obispos de Nicaragua en favor del diálogo social y político en el país, y los instó a seguir adelante, en su discurso con motivo de la visita "ad limina" que los prelados están realizando estos días.

El Papa se reunió a las 12,15 de la mañana del pasado sábado con los obispos nicaragüenses en el Palacio Apostólico de Castel Gandolfo, a quienes había recibido uno a uno en audiencia privada en estos días pasados.

El pontífice se refirió a la delicada situación que atraviesa el país, "en que a la pobreza y la emigración se suman acusadas desigualdades sociales y una radicalización política, especialmente en los últimos años".

En este sentido, mostró su satisfacción por la labor de los obispos: "como Pastores, compartís las vicisitudes de vuestro pueblo y, respetando escrupulosamente la autonomía de la gestión pública, os esforzáis en crear un clima de diálogo y distensión", afirmó.

El Papa animó a los obispos a seguir "en este camino", en la "defensa de los derechos fundamentales del hombre".

Es necesario, añadió, "fomentar una concepción de la política que, más que ambición por el poder y el control, sea un servicio generoso y humilde al bien común".

Para ello, añadió, uno de los más importantes retos de la Iglesia es "la formación religiosa de los fieles", para que éstos "contribuyan a que los asuntos temporales se ordenen según la justicia y se adecuen a la vocación total del hombre sobre la tierra".

La formación tanto de los fieles como de los sacerdotes y catequistas fue el asunto que el Papa trató más largamente en su discurso, insistiendo incluso en que ahí está una de las prioridades de la Iglesia en Nicaragua.

El Papa insistió en la importancia de la escuela católica, que es la mayoritaria en este país centroamericano, y la definió como una "misión esencial" y un "inestimable servicio a la sociedad".

Especialmente, explicó que es necesario " preservar los derechos que tienen los padres de formar a sus hijos según sus propias convicciones y creencias", así como ofrecer "una formación integral" que tenga en cuenta "la dimensión trascendente y religiosa" de la persona.

Sacerdotes y catequistas

Por otro lado, Benedicto XVI insistió en la importancia de la formación adecuada de sacerdotes y catequistas, especialmente cuando estos últimos deben acompañar a las comunidades lejanas que no tienen sacerdote estable.

Es necesario que "tengan una formación religiosa profunda y continuada, y mantengan una intachable fidelidad a la doctrina de la Iglesia", explicó.

Respecto de los sacerdotes, el Papa puso también el acento en la importancia del obispo a la hora de ejercer un "cuidadoso discernimiento sobre los candidatos" y de "no ceder en las rigurosas exigencias necesarias para llegar a ser sacerdotes ejemplares".

Por último, el Papa pidió a los obispos que cuiden especialmente la "religiosidad popular, tan arraigada en vuestras gentes y que es una gran riqueza para vuestro pueblo".

Esta religiosidad, explicó, "ha de ser algo más que una simple tradición recibida pasivamente, revitalizándola continuamente mediante una acción pastoral que haga brillar la hondura de los gestos y los signos, indicando el misterio insondable de salvación y esperanza al que apuntan, y del que Dios nos ha hecho partícipes, iluminando la mente, colmando el corazón y comprometiendo la vida".

Finalmente, en su saludo en nombre de los obispos nicaragüenses, el arzobispo de Managua y presidente de la Conferencia episcopal, monseñor Leopoldo José Brenes Solórzano, en nombre de todos los prelados, invitó al Papa a visitar el país.

Nicaragua es un país de mas de 5 millones 700 mil habitantes, de los cuales los católicos son el 81 por ciento.

 

El discurso del Papa a los obispos de Nicaragua puede leerse en el servicio de Zenit del 6 de septiembre de 2008.

Por Inma Álvarez