NUEVA YORK, miércoles 10 de septiembre de 2008 (ZENIT.org).- Aunque los debates sobre la naturaleza del terrorismo son necesarios, no deben hacer olvidar la urgencia de responder a las necesidades de las víctimas del terrorismo, considera la Santa Sede.
Así lo afirmó monseñor Celestino Migliore, arzobispo y observador permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas, en un Simposio sobre «Apoyo a las Víctimas del Terrorismo», celebrado ayer en Nueva York en el séptimo aniversario de los ataques del 11-S.
«Mi delegación da la bienvenida a este encuentro como una oportunidad de expresar nuestra solidaridad con las víctimas del terrorismo y para definir modos de responder mejor a sus necesidades físicas, mentales y espirituales», afirmó.
«Los actos terroristas, no sólo niegan a las personas sus derechos humanos fundamentales, sino que también afectan al mismo corazón de nuestros seres queridos: nuestras familias, nuestros hogares y nuestra confianza básica en la humanidad».
Monseñor Migliore mostró la preocupación de la Iglesia por las víctimas del terrorismo, como se puso de manifiesto en la jornada de duelo y solidaridad convocada por Juan Pablo II tras los ataques contra las Torres Gemelas y el Pentágono, en el año 2001.
«Este evento, que coincidió con el último día del Ramadán, proporcionó una oportunidad para una condena intercultural e interreligiosa del terrorismo, y al mismo tiempo, para recordar y honrar a todos aquellos que habían perdido la vida», dijo el prelado.
«Este es uno de los ejemplos de los muchos modos en que la Santa Sede y otras organizaciones afines proveyeron asistencia inmediata a las víctimas de actividades terroristas y a aquellos que viven en regiones conflictivas, causa inicial con la que se relaciona y perpetúa el terrorismo».
En cualquier caso, afirmó monseñor Migliore, «deben hacerse mayores esfuerzos para responder a los efectos espirituales y psicológicos del terrorismo a largo plazo».
«Los debates sobre quiénes son las víctimas y quiénes los que perpetran las actividades terroristas son necesarios para llevar a cabo una buena estrategia antiterrorista, pero no deberían ofuscar la urgencia de responder a las necesidades inmediatas de aquellos cuyas vidas y sustentos se han perdido por este ataque contra la humanidad», añadió.
Finalmente, la actividad terrorista, afirmó, "no hace nada para promover auténticos objetivos políticos o sociales, sino que sólo asegura la creación de más víctimas. Cuando esas víctimas se crean como un resultado de una acción terrorista inicial o de las reacciones indiscriminadas a los actos terroristas, el ciclo de la violencia engendra sólo sufrimiento, miedo y odio».