LOURDES, lunes, 15 septiembre 2008 (ZENIT.org).- Benedicto XVI con un rostro radiante, a pesar del cansancio del maratón de estos cuatro días en Francia, ha regresado a Italia, no sin antes agradecer por escrito al presidente de ese país, Nicolas Sarkozy, la «cálida acogida».
El Papa regresó a Castel Gandolfo, al concluir su décimo viaje apostólico internacional, en la tarde de este lunes. El avión papal, un Air France A321, despegó a las 13.20 del aeropuerto Tarbes-Lourdes Pirineos y aterrizó en el de Roma-Ciampino a las 14.55 horas.
Inmediatamente después, el Papa se dirigió en auto a la residencia pontificia que se encuentra a unos 30 kilómetros de Roma.
Durante el vuelo, al dejar el territorio francés, el obispo de Roma había enviado un telegrama a Sarkozy en el que le asegura al presidente, a las autoridades del país y a todos los franceses «mi gratitud por la cálida acogida que me habéis ofrecido».
Centenares de miles de personas han participado en las misas y encuentros de oración que el Papa ha presidido en París y Lourdes del 12 al 15 de septiembre. Los medios de comunicación, en particular las televisiones, han hecho de este acontecimiento la gran noticia de estos días.
«Guardaré de estas jornadas un gran recuerdo de la generosidad y de la benevolencia del pueblo francés –confiesa el Papa–. Confiando la nación a la intercesión de Nuestra Señora de Lourdes, pido a Dios que extienda sobre todos la abundancia de sus bendiciones».
Al llegar al territorio italiano, el Papa envió también un telegrama al presidente de Italia, Giorgio Napolitano, en el que recuerda que en el santuario de Lourdes ha encontrado «a enfermos de varios países, entre ellos, una significativa representación del querido pueblo italiano».
«Le expreso a usted, señor presidente, mi cordial saludo y mientras recuerdo con vivo reconocimiento al Señor esta significativa experiencia espiritual, pienso con gratitud en todos los que también en Italia, con su profesionalidad y entrega, ofrecen un precioso servicio a los enfermos y a los que sufren», explica el Papa.