El Consejo de Laicos de Venezuela rechaza las últimas 26 leyes del Ejecutivo

Verdad, justicia, amor y libertad, condiciones de la paz

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CARACAS, domingo 21 de septiembre de 2008 (ZENIT.org).- El Consejo Nacional de Laicos (CNL) de Venezuela ha expresado su rechazo de las últimas 26 leyes del Ejecutivo y se ha sentido llamado a hacer un comunicado a la opinión pública para expresar su postura ante las próximas elecciones del 23 de noviembre.

En el comunicado enviado a Zenit por la Secretaría del CNL, el organismo que agrupa a los laicos católicos del país inicia su comunicado con la frase de Juan Pablo II: «La paz debe realizarse en la verdad; debe construirse sobre la justicia; debe estar animada por el amor; debe hacerse en la libertad».

El CNL declara que, en el mismo espíritu que llevó a los obispos venezolanos a considerar «moralmente inaceptable» la Reforma Constitucional propuesta a los venezolanos el año pasado, «el Consejo Nacional de Laicos, analizadas las últimas 26 leyes decretadas por el Presidente de la República, se siente en el deber de dirigirse a toda  la comunidad venezolana, para hacer conocer sus conclusiones».   

«Con esta leyes -indica- se quiere legitimar lo que fue rechazado el 2 de diciembre, irrespetando la decisión de la mayoría del pueblo venezolano, violando una vez más la dignidad y los derechos humanos fundamentales, no sólo por el espíritu y los contenidos de las mismas, sino además, y sobre todo, por violentar la voluntad del país, decretándolas de un modo irregular, antidemocrático e impositivo, lo cual niega el derecho a la participación ciudadana, reconocido por nuestra Constitución y que constituye ‘uno de los pilares de todos los ordenamientos democráticos y una de las mejores garantías de permanencia de la Democracia’ (DSI,190)». 

Estas leyes, según el Consejo «implican una mayor ideologización institucional; un exagerado control del ciudadano y sus bienes; de la administración pública, de las instituciones y la economía; impulsan un mayor centralismo y la concentración del poder».

Una concentración de poder que, según el organismo de los laicos venezolanos, se reconoce en el hecho de que estas leyes: «Imponen la voluntad de un sector por encima de la voluntad de la mayoría expresada el 2D [referéndum del pasado 2 de diciembre en que fue rechazada la reforma constitucional].

Así mismo, «restringen el derecho a la propiedad privada y constituyen un Estado dueño de todo», «desvirtúan la FAN [Fuerza Armada Nacional], poniéndola al servicio de una ideología política» y «niegan la participación ciudadana, concentran todo el poder en una sola autoridad y revierten el proceso de descentralización».

Todo ello, subraya el CNL, «se opone a los valores y principios fundamentales del Evangelio y de la Doctrina Social de la Iglesia: el respeto a la dignidad de la persona humana, a la verdad, a la libertad, a la justicia, al bien común, a la solidaridad, a la subsidiaridad, a la libre y responsable participación en la construcción democrática de una nación y en la instauración de una convivencia fraterna y pacífica, iluminada por el precepto evangélico del Amor». 

Los laicos venezolanos declaran anhelar un Estado «que promueva la justicia social y favorezca el bien común para todos los ciudadanos: que no condicione los derechos a la vida, a la vivienda, al trabajo, a la salud, a la educación… al hecho de  ser partidarios de una ideología; que vele y asista a toda la población, sin discriminación alguna; que detenga la ola de inseguridad y de odio social».

Diciéndose «impulsados por la esperanza cristiana y con la confianza puesta en Dios, Señor de la historia», sienten «la responsabilidad ineludible de colaborar en la construcción de una Venezuela de todos y para todos».

Por ello, rechazan «las leyes aprobadas por el Ejecutivo Nacional, incompatibles con el sistema constitucional del cual forman parte», y renuevan su empeño, invitando «a todos cuantos ansían el bien del país», a un compromiso fiel.

Concretan este compromiso en: «trabajar por la reconciliación y la convivencia pacífica entre todos los venezolanos»; «suscitar y/o participar libre y responsablemente en todas aquellas iniciativas que promuevan los valores democráticos y el servicio al bien común de la sociedad»; solidarizarse «con todos los venezolanos, especialmente con los más pobres».

Todo ello, concluyen, «nos exige la indeclinable participación en el ejercicio del derecho y deber de votar en las próximas elecciones del 23 de noviembre».

Así mismo, invitan a difundir este comunicado en sus familias y ambientes de trabajo, en las parroquias, barrios y urbanizaciones, en los diferentes sectores de la Iglesia y de la sociedad venezolana.

Por Nieves San Martín

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ZENIT Staff

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