CIUDAD DEL VATICANO, domingo, 28 septiembre 2008 (ZENIT.org).- El ingente plan para salvar la crisis de las economías más desarrolladas demuestra que podría hacerse más por el desarrollo, explica el portavoz vaticano.
El padre Federico Lombardi S.I., director de la Oficina de Información de la Santa Sede, hace un análisis de «las urgencias de la economía global», en el último editorial de Octava Dies, semanario del Centro Televisivo Vaticano, del que también es director.
«Los compromisos económicos asumidos de forma intempestiva para salvar el sistema financiero americano y de repercusión internacional, son impresionantes en sus dimensiones», reconoce.
El portavoz cita la intervención ante las Naciones Unidas en el debate de verificación sobre la actuación de la Declaración del Milenio contra la pobreza, el hambre, la ignorancia y las enfermedades, que presentó el representante vaticano, el arzobispo Celestino Migliore, quien constató que el esfuerzo para salvar de la crisis las economías más desarrolladas es muy superior a la ayuda total internacional mundial.
«Sin quitarle nada a la urgencia para superar esta crisis», el portavoz plantea este interrogante: «¿no se puede y no se debe hacer más para salvar las economías y promover el desarrollo de los países más pobres?».
«No se puede olvidar que los recursos necesarios para aliviar a los más pobres son más bien pequeños, comparándolos con los gastos militares mundiales o con los gastos de los pueblos ricos, para satisfacer necesidades que no son primarias», denuncia.
El padre Lombardi reconoce que «estas reflexiones pueden parecer obvias e incluso ingenuas, pero en realidad son esenciales desde una perspectiva de amplias miras que tenga en cuenta los mismos intereses generales de la humanidad, orientada hacia un desarrollo pacífico y equilibrado, a favor de todos».
El portavoz concluye recordando las palabras que pronunció Benedicto XVI en el Ángelus del domingo 21 de septiembre, cuando afirmó que el compromiso por erradicar la pobreza y las pandemias, «aun exigiendo especiales sacrificios en estos momentos de dificultades económicas mundiales, no dejará de producir importantes beneficios tanto para el desarrollo de las naciones que necesitan ayuda del exterior como para la paz y el bienestar de todo el planeta».