CIUDAD DEL VATICANO, domingo, 11 de enero de 2009 (ZENIT.org).- Benedicto XVI dio gracias a Dios en la tarde de este sábado por la obra evangelizadora que ha suscitado a través del Camino Neocatecumenal, en un encuentro festivo con motivo de los cuarenta años del inicio de esta realidad eclesial en la diócesis de Roma.
Al mismo tiempo, en las palabras que dirigió a unos 25.000 miembros del Camino, en la Basílica de San Pedro del Vaticano, les alentó a ser dóciles a las directivas de los obispos para vivir en plenitud su vocación eclesial.
En la celebración, animada por los cantos que caracterizan a los encuentros del Camino, participaban Kiko Argüello, que ha compuesto algunos de ellos, Carmen Hernández y el padre Mario Pezzi, iniciadores de este itinerario de catecumenado para redescubrir el Bautismo.
«¿Cómo no bendecir al Señor por los frutos espirituales que, a través del método de evangelización que aplicáis, se han podido recoger en estos años?», se preguntó el Papa.
«¡Cuántas frescas energías apostólicas se han suscitado tanto entre los sacerdotes como entre los laicos! ¡A cuántos hombres y mujeres, y a cuantas familias que se habían alejado de la comunidad eclesial o que habían abandonado la práctica de la vida cristiana, a través del anuncio del kerygma y del itinerario de redescubrimiento del Bautismo se les ha ayudado a volver a encontrar la alegría de la fe y el entusiasmo del testimonio evangélico!», afirmó.
El obispo de Roma reconoció que la reciente aprobación de los Estatutos del Camino por parte del Consejo Pontificio para los Laicos «ha sellado la estima y la benevolencia con que la Santa Sede sigue la obra que el Señor ha suscitado a través de sus iniciadores».
El pontífice reconoció que la obra evangelizadora del Camino encontrará su plena realización con «dócil adhesión a las directivas de los pastores», los obispos, «y de comunión con todos los demás componentes del Pueblo de Dios».
«Esta unidad, don del Espíritu Santo e incesante búsqueda de los creyentes, hace de cada comunidad una articulación viva y bien integrada en el Cuerpo místico de Cristo», aseguró.
«La integración orgánica del Camino en la pastoral diocesana y su unidad con las demás realidades eclesiales beneficiarán a todo el pueblo cristiano y harán más fecundo el esfuerzo de la diócesis a favor de un anuncio renovado del Evangelio en nuestra ciudad», indicó.
Por último, el Papa dio gracias a Dios por otro de los grandes frutos suscitados por el Camino Neocatecumenal: «el gran número de sacerdotes y de personas consagradas que el Señor ha suscitado en vuestras comunidades».
En el encuentro tomó la palabra Kiko Argüello para presentar las realidades presentes: las más de 200 familias que partirán por todo el mundo a anunciar el Evangelio (uniéndose a las 500 que ya han partido en años anteriores); los 700 itinerantes que han abierto en el mundo la experiencia del Camino; las nuevas 15 «missio ad gentes», a las que se añaden siete que ha han comenzado esta experiencia.
La «missio ad gentes» está constituida por un grupo de tres o cuatro familias con numerosos hijos y un presbítero. Irán a vivir en ciudades descristianizadas de Alemania y de otros países, por ejemplo, entre aborígenes australianos.
Kiko Argüello presentó al Papa, por último, a algunas comunidades que han terminado el itinerario y que irán a parroquias de las afueras de Roma que experimentan situaciones sociales difíciles. Entre ellas, las primeras comunidades de la parroquia de los Mártires Canadienses de Roma, la primera de esta diócesis donde comenzó el Camino.
Las «comunitates in missio» es otra de las novedades en los últimos años: comunidades enteras que han terminado el Camino Neocatecumenal se ponen a disposición para trasladarse a otras parroquias de la diócesis que lo requieran. La experiencia comenzó en París, en la parroquia de la «Bonne Nouvelle».
El Papa bendijo a estos nuevos «misioneros» a quienes hizo entrega, a algunos personalmente, de una cruz plateada, signo de la misión que se les ha encomendado. El encuentro concluyó con un Te Deum de acción de gracias.
El Camino está presente en 120 países de 5 continentes, formando 20.000 comunidades en más de 5.500 parroquias.
Por Jesús Colina