México mostrará al mundo la belleza de la familia, dice el portavoz vaticano

En el Encuentro Mundial de las Familias

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ROMA, domingo, 11 de enero de 2009 (ZENIT.org).- El VI Encuentro Mundial de las Familias, convocado por Benedicto XVI del 13 al 18 de enero, en la Ciudad de México, servirá para mostrar al mundo «la belleza de la familia», explica el portavoz de la Santa Sede.

El padre Federico Lombardi S.I., director de la Oficina de Información de la Santa Sede, ha dedicado el editorial de «Octava Dies», semanario del Centro Televisivo Vaticano, del que también es director, a ese evento que congregará a más de un millón de personas en torno al tema «La Familia formadora en los valores humanos y cristianos». 

 «Todos saben que la familia vive dificultades en nuestro tiempo, que una mentalidad difusa socava su estabilidad negando el valor de un compromiso duradero, y no reconociendo a la unión fecunda entre un hombre y una mujer, el carácter privilegiado de célula fundamental de la sociedad humana. Todos saben, también, que la Iglesia católica impulsa con firmeza la tutela de la familia y no escatima intervenciones en su favor, aún a costa de parecer insistente e incluso impopular», aclara el portavoz vaticano. 

El padre Lombardi subraya al mismo tiempo el mensaje de esperanza y de alegría que se proponen brindar al mundo las familias cristianas que se van a reunir en México.

«Quizá no todos han comprendido que con este compromiso la Iglesia no impulsa una batalla de retaguardia, ni persigue intereses para sí misma. Lo que sencillamente busca es el bien de los hombres y de las mujeres de hoy y de mañana», constata.

«Quiere salvar para ellos el lugar fundamental del amor y de la alegría de vivir. En la mayoría de los casos los niños que no tienen a sus padres unidos no son felices, o al menos tienen más dificultades. Muchas personas solas o divididas no son felices».

«Mientras que una familia unida por el amor, no sólo es un lugar de alegría para sus miembros, sino que también es capaz de acogida –sigue constatando el sacerdote–. Es lugar de amor y manantial de alegría para los menos afortunados. Lugar de transmisión de la vida y de la forma de vivirla bien».

«Las familias cristianas de todo el mundo se encuentran en México no para lanzar anatemas, sino para dar a todos un mensaje de esperanza y de alegría. Es bello quererse mucho en familia. Y también es posible. El que vive este gran don lo quiere testimoniar para invitar a todos a proseguir y a creer en el amor», concluye el portavoz vaticano.

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ZENIT Staff

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