CIUDAD DEL VATICANO, 12 enero 2008 (ZENIT.org).- Benedicto XVI ha manifestado su pésame al recibir la noticia del fallecimiento a los 86 años del cardenal italiano Pio Laghi, prefecto emérito de la Congregación para la Educación Católica, quien cumplió con importantes misiones diplomáticas encomendadas por Juan Pablo II.
El antiguo enviado papal a George Bush para tratar de evitar la guerra en Irak, nuncio apostólico en Argentina y los Estados Unidos, delegado apostólico a Jerusalén y Palestina, falleció en las primeras horas del domingo, 11 de enero, en un hospital de Roma, donde estaba internado desde hace tiempo a causa de una grave enfermedad.
El purpurado era patrono de la Soberana Orden Militar de Malta.
En un telegrama, dirigido a los sobrinos del purpurado, Benedicto XVI recuerda el «largo y generoso servicio a la Santa Sede, en particular como representante pontificio en diversos países y como prefecto de la Congregación para la Educación Católica».
«Deseo expresaros, al igual que a todos los familiares mi profunda participación en el luto que afecta a quienes conocieron y estimaron al difunto purpurado, y mientras elevo fervientes oraciones a Dios para que le conceda el premio prometido a los fieles servidores del Evangelio, envío de todo corazón a quienes lloran su muerte una especial y consoladora bendición apostólica», explica el Papa.
La Oficina de las Celebraciones Litúrgicas explica que este martes, a las 11,00, en el altar de la Cátedra de la basílica vaticana, el cardenal Angelo Sodano, decano del colegio cardenalicio, celebrará el funeral junto con los demás purpurados.
Al terminar, el Papa dirigirá su palabra a los presentes y presidirá el rito de la «ultima commendatio» y de la «valedictio».
El cardenal nació en Castiglione, diócesis de Forlì-Bentinoro (Italia), el 21 de mayo de 1922 y fue ordenado sacerdote el 20 de abril de 1946. Tras licenciarse en Teología y Derecho Canónico, entró al servicio diplomático de la Santa Sede, siendo enviado en 1952 como secretario de la nunciatura de Managua en Nicaragua.
Tres años después fue enviado a la delegación apostólica de Washington (en aquel entonces Estados Unidos y la Santa Sede no tenían relaciones diplomáticas) y, en 1961, a la nunciatura de Delhi, en la India.
En 1964 regresó a Roma para trabajar en la Secretaría de Estado. En 1969, Pablo VI le nombró arzobispo y le designó delegado apostólico en Jerusalén y Palestina. En los cinco años en los que cumplió con esa misión, fue también pro-nuncio apostólico en Chipre y visitador apostólico de Grecia.
En abril de 1974 el mismo Papa le envió como nuncio apostólico a Argentina, donde permaneció hasta 1980, cuando fue nombrado delegado apostólico en los Estados Unidos. En 1984, desempeñó un papel decisivo en la inauguración de las relaciones diplomáticas de la Santa Sede con ese país, convirtiéndose en pro-nuncio apostólico.
El 6 de abril de 1990 fue nombrado por Juan Pablo II prefecto de la Congregación para la Educación Católica, cargo que mantuvo hasta el 15 de noviembre de 1999. El mismo Papa le creó cardenal en 1991.
Era patrono de la Soberana Orden Militar de Malta desde 1993 y desde 1992 era presidente Oratorio Pontificio de San Pedro, la institución que organiza las actividades juveniles de la parroquia vaticana.
Fue enviado especial por Juan Pablo II a Israel y ante la Autoridad Palestina para entregar un mensaje autógrafo del Papa para alentar el alto al fuego entre las dos partes y reanudar el diálogo, el 30 de mayo de 2001.
El mismo Papa le mandó como su enviado especial ante el presidente de los Estados Unidos, George W. Bush, para entregarle un mensaje en el que ilustraba la posición y las iniciativas emprendidas por la Santa Sede para contribuir al desarme y a la paz en Oriente Medio, el 1 de marzo de 2003. Bush no escuchó la petición del enviado papal de detener el conflicto y el 19 de marzo comenzaba la invasión de Irak.