CIUDAD DE MÉXICO, miércoles, 14 enero 2008 (ZENIT.org-El Observador).-El padre Raniero Cantalamessa, predicador de la Casa Pontificia, aseguró este miércoles, que los propios cristianos «necesitan redescubrir el ideal bíblico del matrimonio y la familia», para poder proponerlo al mundo de hoy.
En la conferencia inaugural del Congreso Teológico Pastoral, el padre Cantalamessa indicó que no hay sólo que «defender» la idea cristiana de matrimonio y familia, sino que lo más importante es «la tarea de redescubrirlo y vivirlo en plenitud por parte de los cristianos, de manera que se vuelva a proponer al mundo con los hechos, más que con las palabras».
El sacerdote dedicó su intervención, en la primera jornada del Congreso Teológico Pastoral del VI Encuentro Mundial de la Familia, a explicar que durante siglos, el mismo pensamiento cristiano ha dejado en segundo plano, frente a la visión institucional, el significado esponsal del matrimonio, presente con fuerza en la Biblia.
En el fondo de las actuales propuestas «inaceptables» de «deconstrucción relativista» de la familia tradicional, hay una «instancia positiva» que hay que acoger, y es la revisión de la visión del matrimonio como unión y donación entre los cónyuges.
«Pero esta crítica se orienta en el sentido originario de la Biblia, ¡no contra ella!», advirtió el sacerdote capuchino. «El Concilio Vaticano II recibió esta instancia cuando reconoció como bien igualmente primario del matrimonio el mutuo amor y la ayuda entre los cónyuges».
«Incluso parejas creyentes tampoco llegan a reencontrar –a veces más que las otras– esa riqueza de significado inicial de la unión sexual a causa de la idea de concupiscencia y de pecado original asociada a tal acto durante siglos».
Es necesario, redescubrir la unión sexual como imagen del amor de Dios, explicó el padre Cantalamessa.
«Dos personas que se aman –y el caso del hombre y la mujer en el matrimonio es el más fuerte– reproducen algo de lo que ocurre en la Trinidad», explicó. «En esta luz se descubre el sentido profundo del mensaje de los profetas acerca del matrimonio humano, que por lo tanto es símbolo y reflejo de otro amor, el de Dios por su pueblo».
Esto supone «revelar el verdadero rostro y el objetivo último de la creación del hombre varón y mujer: el de salir del propio aislamiento y «egoísmo», abrirse al otro y, a través del éxtasis temporal de la unión carnal, elevarse al deseo del amor y de la alegría sin fin».
El predicador pontificio señaló, en este sentido, la acogida «insólitamente positiva» que en todo el mundo ha tenido la encíclica «Deus caritas est», que insiste en esta visión del amor humano como reflejo del amor de Dios.
Otra cuestión, añadió, «es la igual dignidad de la mujer en el matrimonio. Como hemos visto, está en el corazón mismo del proyecto originario de Dios y del pensamiento de Cristo, pero casi siempre ha sido desatendida».
No rebatir, sino proponer
El padre Cantalamessa explicó que ante la actual situación de «rechazo aparentemente global del proyecto bíblico sobre sexualidad, matrimonio y familia», es necesario «evitar el error de pasar todo el tiempo rebatiendo las teorías contrarias».
La estrategia no es «combatir al mundo» sino «dialogar con él, sacando provecho hasta de las críticas de quien la combate», afirmó.
Otro error que hay que evitar es «dirigir todo hacia leyes del Estado para defender los valores cristianos».
«Los primeros cristianos cambiaron las leyes del Estado con sus costumbres; no podemos esperar hoy cambiar las costumbres con las leyes del Estado», admitió.
Respecto a la actual «deconstrucción de la familia», o «gender revolution», el sacerdote explicó que tiene una cierta analogía con el marxismo, y recordó que frente a éste, la reacción de la Iglesia fue «aplicar el antiguo método paulino de examinar todo y quedarse con lo que es bueno», desarrollando «una doctrina social propia».
«Precisamente la elección del diálogo y de la autocrítica nos da derecho a denunciar los proyectos desquiciados de la gender revolution como inhumanos, o sea, contrarios no sólo a la voluntad de Dios, sino también al bien de la humanidad», añadió.
«Nuestra única esperanza es que el sentido común de la gente, unido al «deseo» del otro sexo, a la necesidad de maternidad y de paternidad que Dios ha inscrito en la naturaleza humana, resistan a estos intentos de sustituir a Dios, dictados más por atrasados sentimientos de culpa del hombre que por un genuino respeto y amor por la mujer», concluyó el padre Cantalamessa.
La conferencia del padre Cantalamessa puede leerse en la página web de ZENIT: «Las relaciones y los valores familiares según la Biblia»