El Papa propone a luteranos una reflexión común sobre la Iglesia

Al recibir a un grupo de peregrinos protestantes y católicos procedentes de Finlandia

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CIUDAD DEL VATICANO, lunes, 19 enero 2009 (ZENIT.org).- Benedicto XVI señaló como nuevo objetivo, dentro del diálogo ecuménico con las Iglesias y comunidades de la Reforma, un “mayor consenso” sobre “las implicaciones profundamente cristológicas y pneumatológicas del misterio de la Iglesia”, hoy en su discurso a un grupo de peregrinos luteranos y católicos procedentes de Finlandia.

Estos peregrinos habían acudido a Roma con motivo de la fiesta anual del patrón de Finlandia, san Enrique de Uppsala.

El Papa puso de manifiesto la importancia de la coincidencia de esta visita con la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, y también con el bimilenario del nacimiento de san Pablo, “cuya vida y enseñanza estuvieron incansablemente comprometidas con la unidad de la Iglesia”.

“San Pablo nos recuerda la maravillosa gracia que hemos recibido al convertirnos en miembros del cuerpo de Cristo a través del bautismo”, explicó. “De Pablo aprendemos también que la unidad que estamos buscando no es nada menos que la manifestación de nuestra incorporación plena en el Cuerpo de Cristo”.

Benedicto XVI reconoció también la importancia de la Declaración conjunta Luterano-Católica sobre la justificación, de la que se celebra actualmente el décimo aniversario, y que actualmente está estudiando la Comisión para el Diálogo Luterano-Católico en Finlandia y Suecia.

Esta declaración ha suscitado, según el Papa, “cada vez más completa cuenta de la naturaleza de la Iglesia como signo e instrumento de la salvación traída en Jesucristo, y no sencillamente una mera asamblea de creyentes o una institución con funciones diversas”.

“La Iglesia es este Cuerpo místico de Cristo, y es guiada continuamente por el Espíritu Santo; el Espíritu del Padre y del Hijo. Sólo basándose en esta realidad encarnacional podrá comprenderse el carácter sacramental de la Iglesia como comunión en Cristo”, añadió.

El Papa expresó su esperanza de que esta visita a Roma “refuerce las relaciones ecuménicas entre Luteranos y Católicos en Finlandia, que han sido tan positivas durante muchos años”.

“Juntos, debemos dar gracias a Dios por todo lo que se ha logrado hasta la fecha en las relaciones católico-luteranas, y orar para que el Espíritu de la verdad nos guíe siempre hacia una mayor unidad, al servicio del Evangelio”, concluyó.

San Enrique de Uppsala, patrón de la Iglesia y nación finlandesas, era un inglés residente en Roma cuando en 1151 fue invitado a acompañar al cardenal Nicolás Breakspear -futuro papa Adriano IV- como legado pontificio a Escandinavia, donde al año siguiente fue consagrado como obispo de Uppsala (Suecia). Evangelizó esas tierras como su primer obispo. Fue asesinado cerca del Lago Köyliö por un convicto homicida, y su tumba se convirtió en seguida en centro espiritual del país.

Por Inma Álvarez

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ZENIT Staff

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