VALENCIA, jueves, 22 enero 2009 (ZENIT.org).- El arzobispo de Valencia, estado de Carabobo, Venezuela, monseñor Reinaldo Del Prette Lissot, expresó su honda preocupación por los altos índices delictivos y de criminalidad en el estado. Una situación que a su juicio no ha sido efectivamente combatida por las autoridades gubernamentales.
El prelado señaló a «Unión Radio» que «el problema más grave que tenemos en los últimos años ha sido el problema de la violencia y de la muerte aquí en Carabobo. No sólo, nos hemos convertido en un estado donde el índice de criminalidad es altísimo, incluso en el contexto del país».
«En Carabobo muchas veces el índice de criminalidad es más alto que en Caracas o en la misma Maracaibo que tiene más población que el estado, así también ha aumentado el secuestro», añadió el pastor venezolano.
Respecto al secuestro y el «sicariato» (pagar sicarios para realizar crímenes) dijo que los obispos del país están profundamente preocupados, por eso la Conferencia Episcopal ha emitido una exhortación a combatir el vil negocio del secuestro, que se ha convertido en algo increíble. Tanto en personas conocidas, como en las desconocidas no denunciadas, el índice es altísimo, y ahora el sicariato».
Indicó que el aumento significativo del sicariato, en el estado de Carabobo, mantiene en alerta a la región. «Esto si es verdad que no lo teníamos en la región. Y, ahora, en tres años ha habido tres sicariatos de tres personalidades conocidas de la región, como el ex fiscal Pichiani, luego el señor Francisco Larrazábal y Orel Zambrano».
«Hemos perdido el sentido de la vida», lamentó el arzobispo. «Son nuestros jóvenes los que están perdiendo la vida y los de las zonas populares en particular, con esta vorágine de violencia y de muerte a la que estamos sometidos».
Consideró que una vía para calmar la violencia debe provenir del Estado. «El Gobierno tiene que cambiar su esquema y manera de dirigirse a la nación, tiene que buscar el consenso», concluyó.