CIUDAD DE VATICANO, jueves, 22 enero 2009 (ZENIT.org).- Publicamos el comentario a los textos bíblicos escogidos para el sexto día de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, el viernes 23 de enero.
El texto forma parte de los materiales distribuidos por la Comisión Fe y Constitución del Consejo Ecuménico de las Iglesias y el Consejo Pontificio para la promoción de la Unidad de los Cristianos. La base del texto ha sido redactada por un equipo de representantes ecuménicos de Corea.
* * *
Los cristianos ante la enfermedad y el sufrimiento
Estarán unidas en tu mano
2 Re 20, 1-6
¡Oh Señor!, acuérdate de mí
Sal 22 (21), 1-11
¿Por qué me has abandonado?
Sant 5, 13-15
La oración de la fe salvará al enfermo
Mc 10, 46-52
¿Qué quieres que haga por ti?
Comentario
¡Cuántas veces Jesús no encuentra más que enfermos y no sólo desea curarlos! Nuestras Iglesias, aunque todavía separadas, son todas conscientes de la compasión del Señor hacia los que sufren. Los cristianos siempre han seguido su ejemplo cuidando enfermos, construyendo hospitales, dispensarios, organizando consultorios médicos y preocupándose no sólo del alma sino también del cuerpo de los hijos de Dios.
Sin embargo, esto no es tan evidente. Las personas con buena salud tienden a considerar que la salud es suya y a olvidar a los que no pueden participar plenamente en la vida de la comunidad debido a su enfermedad. En cuanto a los enfermos, se sienten a menudo apoyados por Dios, por su presencia, por su gracia y por su fuerza de salvación.
La fe profunda de Ezequías lo sostiene en su enfermedad. En este momento de dolor, encuentra palabras para recordar a Dios su promesa misericordiosa. Sí, los que sufren repiten a veces las palabras de la Biblia para gritar su dolor a Dios: ¿por qué me has abandonado? Si nuestra relación con Dios es sincera y profunda y se expresa a través de palabras de fe y de reconocimiento, también se podrá expresar en la oración nuestra pena, nuestro dolor o nuestra ira cuando es necesario.
Los enfermos no saben ser más que objeto de cuidados; por el contrario, son sujetos vivos como les descubren los discípulos en la historia que nos narra el Evangelio de Marcos. Los discípulos quieren proseguir su camino con Jesús, ignorando al hombre enfermo al borde de la muchedumbre. Cuando los llama, los desvía de su fin. Estamos acostumbrados a ocuparnos de enfermos pero no para que abiertamente se quejen y nos molesten. Hoy son a menudo los enfermos de los países pobres quienes nos gritan para pedir medicinas, lo que nos hace reflexionar sobre la cuestión de los desafíos y el provecho. Los discípulos que querían impedir al ciego acercarse a Jesús son llamados a llevarle el mensaje del Señor, un mensaje de amor que tiene un sonido nuevo: levántate, que te llama.
Solamente cuando los discípulos llevan al enfermo a Jesús, comprenden por fin lo que quiere el Señor: tener tiempo para encontrar al enfermo y hablarle, para pedirle lo que desea y lo que necesita. Una comunidad de reconciliación puede nacer sólo cuando los enfermos tienen experiencia de la presencia de Dios en sus relaciones con sus hermanas y hermanos en Cristo.
Oración
Señor, escucha a tu pueblo cuando te grita, afligido por la enfermedad y el dolor. Que los que están bien de salud te den gracias por su bienestar. Que puedan servir a los que sufren con un corazón cariñoso y manos abiertas. Señor, danos a todos vivir en tu gracia y tu providencia, para llegar a ser una comunidad de reconciliación donde todos juntos te alaben. Amén.