LA PAZ, martes, 27 enero 2009 (ZENIT.org).- Este referéndum, más allá de los resultados, podría poner fin a una prolongada crisis política, que ocasionó la renuncia de dos presidentes (Sánchez de Lozada y Mesa Gisbert), acortamiento del mandato del Congreso, y elecciones generales anticipadas en 2005, así como una serie de eventos electorales para revocar el mandato presidencial, o para aprobar los estatutos autonómicos en 2008, de varias regiones de Bolivia. Así lo cree el comentarista Carlos Cordero, en el espacio informativo de la página web de la Conferencia Episcopal de Bolivia denominado: «Iglesia Viva».
El recuento de votos arroja un resultado provisional que ronda el 60% para el «sí», menos de lo esperado por el sector pro gubernamental. El «no» ha triunfado en la llamada «media luna», la zona oriental del país, en la que cuatro departamentos –de los nueve de Bolivia– dejaron claro su rechazo a la Constitución indigenista. Sin embargo, el triunfo ha sido claro en las regiones del altiplano con mayoría amerindia.
Bolivia, con todas las salvedades de los números y sus distribución, en un país dividido en dos mitades, tiene una nueva Constitución y, según Cordero, representa «la oportunidad de recomponer la gobernabilidad, la autoridad del Gobierno y el clima político de paz que espera el país.
El articulista, sin embargo, afirma que «no hay que descartar ciegamente la opinión de aquellos departamentos que se expresaron nítidamente por el rechazo a la Constitución».
Como se sabe, el país andino vive un claro enfrentamiento entre el poder central del Gobierno del indigenista Evo Morales y las regiones más desarrolladas del país, situadas en la llamada media luna.
Cordero asevera que la frecuencia exagerada en recurrir a los instrumentos electorales, «ni duda cabe que están llevando al límite la tolerancia de los ciudadanos».
Si a ello se agrega la actuación del Presidente, «quien reivindica métodos democráticos, pedidos de cooperación y mercados, solidaridad y comprensión al proceso de cambio que vive el país y los combina con acciones hostiles contra distintos actores políticos como las misiones diplomáticas, la Iglesia Católica o los medios de comunicación, tenemos un primer escenario político en el que parece actualizarse la contradicción entre autoritarismo y democracia», añade.
Los resultados del referéndum, subraya, «si bien no garantizan la paz social definitiva ni el progreso tan soñado, prolongan el espacio político para el diálogo y la concertación». «El futuro dependerá de la madurez con que se asuma tanto la victoria como la derrota electoral», concluye.
Por su parte, el cardenal Terrazas, arzobispo de Santa Cruz, situada en uno de los departamentos que lograron en 2008 su estatuto de autonomía, indicaba al inicio de la jornada electoral, el pasado domingo: «Hoy nos toca a nosotros, en esta circunstancia especial que estamos viviendo como bolivianos, dar signos de pascua, de un Señor que ha resucitado, de un Señor que ha vencido a la muerte, de un Señor que de una vez por todas nos saca de cualquier servidumbre, sea secular o sea nueva, nos quiere liberar». Esos signos, añadió, «son los que deben llevarnos ahora a hacer que nuestra conciencia defina qué es lo que realmente deseamos, qué es lo que realmente queremos».
«Si lo vivimos así en ese espíritu -afirmó el purpurado–, yo creo que el Señor dará nuevamente a todos los creyentes en Bolivia, la capacidad de entusiasmarse, la capacidad de seguir sembrando paz y esperanza, la capacidad de sentir que todos somos hermanos y de vivir como tales».
«Por supuesto que vamos a acompañar este acontecimiento con la oración –aseguró–, porque el orar es parte de nuestra existencia, orar lo podemos hacer en cualquier lado, pero hoy de manera especial vamos a procurar hacerlo en ese silencio que respeta al otro, en ese silencio en el que Dios habla y dice maravillas a cada uno en su corazón y en su conciencia».
En su homilía dominical, monseñor Edmundo Abastoflor, arzobispo de La Paz y vicepresidente de la Conferencia Episcopal de Bolivia (CEB), se refirió a la conversión de San Pablo, festividad litúrgica del día. En la parte central de su homilía, dijo: «Dios nos llama a construir una patria más fraterna, de apoyo y solidaria con los más pobres».
«Hoy día queridos hermanos todos nosotros estamos invitados a decir nuestra voz poniendo nuestro voto en las urnas», añadió, insistiendo en que «es obligación de todos asistir a las urnas porque nos corresponde a todos participar en los destinos de nuestro país y tenemos que hacerlo sabiendo que Dios nos pide eso y que Dios nos apoya y nos ayuda». «Cómo van a votar y por quien votar –precisó–, cual de las opciones, eso depende de cada uno de ustedes, depende de la conciencia de cada uno, como hemos dicho los obispos».
Y exhortó a «emitir un voto responsable, serio, sabiendo que eso va a ayudar al progreso de nuestra patria pero también concientes y convencidos de que más allá de un referéndum, más allá de una constitución, más allá de las relaciones sociales, políticas y económicas que tenemos, más allá tenemos que mirar a nuestro Dios».
Expresó su deseo de que «todos lleguemos a vivir como sus hijos y podamos hacer de nuestra tierra, de nuestra patria una patria habitable una patria más fraterna, una patria que esté apoyada en nuestro Dios y que aún puede avanzar por caminos seguros de verdad, de justicia, de libertad, de comprensión y de apoyo mutuo, de solidaridad con los más pobres, los más necesitados, una patria donde valga la pena vivir».
Por su parte monseñor Tito Solari, arzobispo de Cochabamba, en su mensaje semanal, hizo referencia a que independientemente del resultado del referéndum, «todos como ciudadanos y hermanos debemos prepararnos a vivir de otra forma las relaciones entre nosotros».
En su mensaje, el obispo Solari afirma: «Hoy depositamos nuestro voto para definir el país que queremos. Participamos así en un evento democrático de la máxima importancia. Hemos recurrido un largo camino, lleno de asperezas y contradicciones. Nos hemos enfrentado y herido entre bolivianos».
Y añade: «Mañana tendremos una nueva Constitución Política o seguiremos con la misma de hoy. No lo sabemos aún. Pero lo que debemos hacer todos es preparamos a vivir de otra manera nuestras relaciones».
«Como ciudadanos debemos estar convencidos que Bolivia somos nosotros y que la construimos entre todos. Esto nos ayudará a respetamos y a unimos. Basta de ofensas y mentiras. Como cristianos creemos que existe entre nosotros un vínculo de unidad que tiene su origen en la unidad de Dios. Esto debería ayudamos a comprender y sostener cualquier diferencia y división», afirma.
«En este momento -exhorta- nuestra misión es sembrar en los corazones de la gente sentimientos de reconciliación y de paz; ser vínculo de unidad entre partes contrarias; vivir las bienaventuranzas; asumir las ofensas y las humillaciones como Jesús; sembrar esperanza en cualquier situación nos encontremos». Y concluye: «Que hoy nadie, que se gloría del nombre de cristiano, pierda la oportunidad que le ofrece la historia de ser constructor de una nueva humanidad. Empecemos todos con este espíritu. Esta será la novedad del país».
Y el obispo de Oruro Cristóbal Bialasik indicó este lunes que la fiesta democrática del domingo se realizó en el marco de la fe y los valores humanos, y se espera que el resultado pueda aportar al engrandecimiento de todos los bolivianos y de la patria.
Señaló que, «es una alegría que estamos viviendo, una fiesta democrática con tranquilidad y con la participación de mucha gente que acudió a emitir su voto, ojalá que sigamos adelante así en este proceso». Reiteró sus mejores deseos para todo el territorio boliviano, para que saliera bien esl proceso refrendario, con el objetivo de poder mirar
el futuro con más esperanza. Añadió que «debemos reconocer y votar todos, para que este voto sea transparente, con la conciencia cristiana, respetando la fe y nuestro compromiso con el Señor».
«Es importante que sea una fiesta democrática hasta el final y que sepamos los resultados y, los mismos puedan aportar en bien de nuestra patria, este es un gran deseo para todos y nosotros debemos agradecer a Dios por este día y, seguiremos adelante buscando nuestro futuro con transparencia, fundamentados en la fe, valores, principios y nuestro compromiso con el Señor y la Iglesia», concluyó.
Por Nieves San Martín