ROMA, jueves 12 de febrero de 2009 (ZENIT.org).- Este jueves se han cumplido doscientos años del nacimiento de Charles Darwin, científico y observador inglés, autor de la obra «El origen de las especies» y de la segunda teoría de la evolución.
Este aniversario ha motivado tanto a científicos como a teólogos a tener un diálogo abierto que permita conciliar la visión de fe con la ciencia, vistas muchas veces de manera errada como temas opuestos.
ZENIT ha conversado con el padre el padre Marc Leclerc S.J, profesor de filosofía de la naturaleza en la Pontifica Universidad Gregoriana y organizador del congreso «Evolución biológica, hechos y teorías» que se celebrará en Roma del 2 al 7 de marzo.
–Hablemos en primer lugar de la vida de Darwin, Su formación como teólogo en la Iglesia Anglicana, ¿influyó en sus teorías evolutivas?
–Padre Marc Leclerc: Darwin era esencialmente un gran biólogo. No era un filósofo ni un teólogo. Es verdad que tuvo al inicio una formación más teológica en la Iglesia Anglicana. Pero se distanció de la Iglesia por razones personales: principalmente la muerte de su hija, que le pareció una gran injusticia, contribuyó a alejarlo de la fe. Pero se puede decir que él era siempre respetuoso, además su esposa era muy creyente. Tuvo una evolución. Al final se estableció, como él mismo decía, en una actitud de agnosticismo abierto, que no tiene nada que ver con la posición de un ateo que se vale de esto en contra de la fe. Algunos de sus seguidores lamentablemente lo hicieron pero no él directamente. Él no incluyó nada de la fe en su teoría. No intervino ni en un sentido ni en otro. Es una teoría científica en cuanto tal, no tiene nada que ver con la existencia o la no existencia de Dios, porque estamos en un plano totalmente diverso.
–¿En qué consiste el peligro de que la teoría de la evolución de Darwin se convierta en una ideología?
–Padre Marc Leclerc: Esto se dio a causa de que, como decía, muchos seguidores no han tenido su misma prudencia y a veces han confundido los dos niveles (científico y teológico). Han convertido en ideología en particular dos elementos: el carácter aleatorio de la variación, que más tarde se llamó mutación, y el mecanismo de la selección natural, que son dos elementos de una teoría científica. No se puede hacer de ésta la clave de la interpretación de la realidad. Esto es pasar quizá sin ni siquiera tener en cuenta el nivel científico o a un nivel ideológico. De este modo, la ciencia cae en una falsa filosofía, o en una falsa teología, que se contrapone directamente a la explicación de la realidad. Esto es un abuso grave de la ciencia, a veces hecho por científicos, pero que salen completamente del campo científico. Los enemigos del darwinismo no deben caer en la misma trampa, la teoría científica merece todo nuestro respeto, pero debe ser discutida sólo a nivel científico.
–¿Cómo lograr una recta visión entre evolución y creación?
–Padre Marc Leclerc: Estoy convencido de que la mediación filosófica es aquí indispensable para evitar confusiones entre los diferentes niveles: una separación radical o una mezcla confusa, donde ya no se entiende nada. Es necesario articular racionalmente niveles que son distintos. Por ello es indispensable una mediación filosófica.
–¿Corresponde a una visión cristiana decir que el hombre es el resultado de la evolución del mono? Si es así, ¿en qué momento fue creada el alma humana?
–Padre Marc Leclerc: Somos diferentes del chimpancé. Ellos son nuestros primos, no nuestros antepasados. El punto está en que biológicamente tenemos antepasados comunes por eso son primos en el plano biológico. Pero han tenido una historia diferente a la nuestra. Alguno dirá que el nacimiento del alma comienza con el Homo Sapiens, otro dirá que comienza mucho antes, con el Homo Erectus, otro dirá que comienza antes con el Homo Habilis. Tenemos varios indicios, pero ninguna prueba es formal. Los indicios que podemos tener corresponden al carácter simbólico del pensamiento, al lenguaje articulado y simbólico universalmente abierto a la posibilidad de relacionarse con otro en modo libre y con Dios, en elementos como la aparición del arte y del elemento religioso. No puedo decir cuándo ha aparecido el alma humana, lo que sabemos es que la humanidad es hoy una única especie del hombre moderno Sapiens Sapiens. En ella, cada uno de nosotros está creado por el alma de Dios, con un alma singular. ¿Cuándo comenzó? Entre otros tenemos un dato importante: parece que la evolución biológica haya quedado propiamente culminada con el Homo Sapiens. Pero ya antes de la aparición del Homo Sapiens comienza la revolución cultural, propia del hombre.
–¿El Génesis debe considerarse como una teoría sobre la creación del mundo o una teoría teológica que quiere explicar la creación del hombre y de su libertad?
–Padre Marc Leclerc: Recuerdo lo que decía Galileo: La Biblia no nos enseña cómo funciona el cielo sino cómo se va al cielo. El Génesis te dice cómo el hombre ha sido creado en el pensamiento de Dios y cómo se va a Dios y cómo se ha alejado de Dios. No nos dice científicamente el porqué. A partir de esta concepción entiende decirnos cuál es el proyecto de Dios sobre el hombre y cómo el hombre debe adaptarse a este proyecto.
–El hombre, ¿señor de la creación o una especie animal más evolucionada?
–Padre Marc Leclerc: A nivel sencillamente fenomenológico el hombre es el único que puede interactuar con su ambiente, cambiando el ambiente, según sus deseos, y no está obligado a adaptarse a los cambios externos del ambiente. Un ejemplo: el hombre ha producido el libro del Origen de las especies, hace 150 años. No se ha visto nunca que un animal reflexione sobre el origen de los seres vivientes.
Por Carmen Elena Villa