Colombia: Asesinado un sacerdote conocido por su obra de caridad

El padre Juan Gonzalo Aristizábal fue encontrado muerto este domingo en Medellín

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MEDELLÍN, lunes, 23 febrero 2009 (ZENIT.org).- «Nos aterra, nos horroriza este asesinato», así expresó este domingo el presidente de Colombia Álvaro Uribe Vélez al conocer la noticia de la trágica muerte del padre Juan Gonzalo Aristizábal, ocurrido en la ciudad de Medellín.

El cuerpo sin vida del sacerdote fue encontrado en ese día en su vehículo, cerca de la Universidad de Antioquia, de Medellín. Al parecer fue asesinado por asfixia mecánica. Sus exequias se realizaron hoy lunes en la Catedral Metropolitana de esta ciudad.

El padre Juan Gonzalo, de 58 años y 25 de sacerdote, era párroco de la iglesia de San Juan Apóstol. Los domingos celebraba misa en algunos hoteles de la ciudad como el Dann Carlton, el Belfort, el Poblado Plaza y el Intercontinental. Cientos de turistas así como de de feligreses que vivían en lugares aledaños, asistían semanalmente a su eucaristía.

Actualmente participaba en la construcción de una parroquia en el sector de El Tesoro, uno de los más prestigiosos de esta ciudad.

«Es un impacto que hoy quisiéramos que no fuera verdad. Son muchos años no solamente vinculado a hoteles sino al sector turístico y a toda la comunidad. Él era un maestro, un amigo, una persona que siempre estaba lista para una misa, un bautizo o un matrimonio», dijo en declaraciones al periódico «El Mundo» Manuel Molina, gerente del Hotel Dann Carlton de Medellín. 


El presbítero lideraba algunas labores sociales como la destinación de las colectas dominicales en los hoteles para brindar becas estudiantiles en los barrios más pobres de Medellín. También era capellán en un asilo de ancianos en el deprimido barrio de Belencito de esta ciudad.

Igualmente el padre Aristizabal se desempeñó durante mucho tiempo como capellán de la Gobernación del departamento colombiano de Antioquia, cuya capital es Medellín. En ese entonces, se desempeñaba como gobernador el hoy presidente Álvaro Uribe Vélez. «Con él tuvimos en esa Gobernación una profunda cercanía», aseguró el primer mandatario de los colombianos.

Monseñor Alberto Giraldo Jaramillo, arzobispo de Medellín, ha declarado que el sacerdote fallecido «se distinguía por su espíritu de caridad con los más necesitados, entrega pastoral, inteligencia, entrega a los demás».

«Como Iglesia Católica rechazamos rotundamente esta clase de actos que van en contra de la vida humana, el mejoramiento de la sociedad y la labor evangelizadora de un sacerdote que diariamente procura el bien a los demás», afirma el prelado en un comunicado.

«No tenemos palabras para expresar nuestra preocupación y pena por el asesinato de nuestro querido presbítero».

El arzobispo concluye haciendo «un llamamiento a la oración por el eterno descanso» del presbítero y «por los responsables de este magnicidio para que el Señor transforme sus corazones».

Hasta el momento las autoridades eclesiásticas y policiales no han sabido precisar detalles sobre las causas y los actores de este crimen.

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ZENIT Staff

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