TORONTO, jueves 26 febrero 2009 (ZENIT.org).- «Doy las gracias por poder servir aún más a la Iglesia», reconoce el padre Thomas Rosica, en día en el que la Santa Sede anunciaba que Benedicto XVI le ha nombrado consultor del Consejo Pontificio para las Comunicaciones Sociales.
El padre Rosica, de nacionalidad canadiense y estadounidense, fundó en 2003 «Salt and Light», el canal católico de Televisión de Canadá. Fue el encargado de la organización de la Jornada Mundial de la Juventud en la que participó Juan Pablo II, en 2002, y fue portavoz para la lengua inglesa durante el Sínodo de los Obispos sobre la Palabra en octubre pasado.
Nacido en 1959, biblista de formación, ordenado sacerdote en 1986, el padre Rosica, de la Congregación de San Basilio es también miembro del consejo general de esa familia religiosa de sacerdotes desde el año 2006.
–Padre Thomas, ¿cuál es su reacción ante este nombramiento del Papa?
–Padre Thomas Rosica: Es un privilegio servir a la Iglesia universal a través del trabajo importante del Consejo Pontificio par las Comunicaciones Sociales. Todos hemos visto los grandes desafíos y las grandes posibilidades que tiene una buena comunión a todos los niveles de la Iglesia, en particular en los últimos meses. Este nombramiento es un homenaje a la Iglesia en Canadá y una responsabilidad, así como a todos los jóvenes que trabajan conmigo en este primer canal de la televisión católica de Canadá, y a sus generosos bienhechores, que han hecho posible este proyecto de nueva evangelización en Canadá. Agradezco al Papa Benedicto XVI y a los responsables del Consejo Pontificio para las Comunicaciones Sociales su aliento y confianza.
–¿En qué consiste el trabajo de consultor?
–Padre Thomas Rosica: Me imagino que vamos a ayudar al dicasterio en todos sus esfuerzos por comunicar la buena nueva del Evangelio y de la Iglesia al mundo. Será necesario entrar más profundamente en esos que nosotros llamamos hoy los «new media» y encontrar nuevos medios para llegar a las personas, allí donde estén en el mundo. ¡Habrá que trabajar también con los jóvenes del mundo, que son los expertos de la comunicación en nuestros días!
–Entre la dirección de la preparación de las Jornadas Mundiales de la Juventud en Toronto, en 2002, y su misión actual en «Salt and Light», este nombramiento, ¿tiene algún punto en común?
–Padre Thomas Rosica: Ciertamente y también con el Sínodo de octubre, que me permitió, de una manera extraordinaria, vivir la comunicación diaria de la Iglesia universal. Si hay un punto en común es ese aspecto de juventud, el espíritu joven y nuevo que debe penetrar todos los métodos de comunicación en la Iglesia de hoy. Las experiencias de estas últimas semanas en la Iglesia nos enseñan que tenemos mucho que hacer y que aprender en la comunicación social de la Iglesia, dentro de la Iglesia y con el mundo. Me alegra este nombramiento y doy las gracias por poder servir aún más a la Iglesia.
Por Anita S. Bourdin