El país, explica esta organización católica, está afrontando una crisis humanitaria, como ya ha denunciado repetidas veces la Iglesia local, con la menos 250.000 personas atrapadas en la zona de conflicto, en Vanni (nordeste del país).

En un comunicado recibido por ZENIT, Cáritas afirma que la violencia "está llegando a su punto más alto, y que la posibilidad de una solución política se desvanece".

Los civiles, denuncia Cáritas, no están seguros: los campos a los que se les dirige tras haber tenido que abandonar sus casas no ofrecen una protección adecuada, y se pide una mayor transparencia en su gestión.

La falta de comida es "dramática", añade la nota. Falta el agua potable y han empezado a aparecer enfermedades relacionadas con la falta de agua limpia. En esta situación, Cáritas Internationalis exhorta a las partes a respetar los derechos de los civiles y a promover un cese inmediato de las hostilidades.

El año pasado la organización lanzaba un llamamiento para recoger más de dos millones de dólares para ayudar a 100.000 víctimas del conflicto y ofrecerles refugio, agua, servicios higiénicos y atención médica.