LONDRES, viernes 6 de marzo de 2009 (ZENIT.org).- El antiguo primer ministro británico, Tony Blair, mostró su preocupación ante lo que considera el «laicismo agresivo» que está imponiéndose en la sociedad inglesa.
En una entrevista concedida al semanario anglicano Church of Englang Newspaper, de la que se hace eco L’Osservatore Romano en su edición de este sábado, el ex premier afirmó que son «ridículas» las «sanciones impuestas a algunas personas por haber manifestado públicamente su fe».
Se refirió a casos como el de Caroline Petrie, enfermera suspendida dos meses por haberse ofrecido a rezar por una paciente, o el de Jennie Cain, que podría quedarse sin trabajo por haber pedido apoyo espiritual a sus amigos cuando la hija fue amonestada por haber defendido la existencia del infierno.
«Pienso que las personas deberían estar orgullosas de su fe cristiana y deberían poder expresarla como deseen», subrayó.
Blair se mostró de acuerdo con los representantes religiosos, que lamentan que la religión «corre el riesgo de ser considerada una excentricidad personal».
Según Blair, el conflicto entre las religiones tradicionales y la nueva doctrina liberal de los derechos humanos es «inevitable», pero añade que «la verdadera prueba para una religión, en una época que se distingue por un secularismo agresivo, es demostrar seguridad hacia el exterior y ayudar a su causa a través de la persuasión».
El proprio ex primer ministro, quien durante su gobierno evitó referirse a cuestiones religiosas, reconoció haberlo hecho «para evitar que le consideraran un loco». Converso al catolicismo tras su retiro, ha creado una fundación para promover el respeto y la comprensión entre las religiones.