ROMA, viernes 27 de marzo de 2009 (ZENIT.org).- El mundo necesita de una renovación en el Espíritu Santo, constata Salvatore Martínez, presidente en Italia del movimiento de la Renovación en el Espíritu Santo (RnS).
Martínez intervino el pasado lunes durante la catequesis sobre San Pablo que se realiza cada mes en la basílica San Pablo Extramuros de Roma con motivo del Año Paulino.
La asociación «Renovación en el Espíritu Santo», nació en Pittsburg (EEUU)) en 1967, y se difundió rápidamente en el mundo aunque sin un fundador verdadero y único. En Italia, la Renovación se desarrolló en la década de los setenta, y hoy cuenta con más de doscientos mil adherentes, agrupados en más de 1.900 grupos y comunidades. Está formada en su mayoría por laicos. Comprende también sacerdotes y personas consagradas. Sus miembros se reúnen en grupos locales y comunidades, tanto a nivel diocesano como regional y nacional.
Martínez aseguró que los nuevos movimientos eclesiales son «un don especial del Espíritu Santo a la Iglesia de nuestro tiempo» y recordó las palabras del Papa Benedicto XVI durante la Jornada Mundial de la Juventud en Sydney, cuando aseguró que «el mundo necesita una renovación».
«El viento sopla donde quiere y no sabe de dónde viene ni a dónde va», reconoció.
San Pablo, un gran inspirador
Haciendo referencia al contenido de las cartas paulinas, Martínez aseguró que «nuestras comunidades encuentran en las páginas de San Pablo el dinamismo de la fe».
Aseguró que en ese nuevo tiempo «hemos visto cómo una generación ha renacido en el Espíritu», el cual ha traído inmensos frutos como «muchas conversiones, sobretodo entre los jóvenes».
Dijo que este es un tiempo también de redescubrimiento para muchos sacerdotes «del sentido profundo de la propia vocación».
«El espíritu está llamando a una nueva evangelización, a una Iglesia nueva», afirmó, precisando que para ello todos los hombres «tendremos necesidad de un corazón nuevo». Y también de «un amor que debe vaciarse de nuestra naturaleza y que la llene de la consolación del Espíritu».
Señaló asimismo que en tiempos de crisis la espiritualidad es la «más grande reserva de esperanza. Aquellos que pueden con fuerza defender la vida».
Recalcó también la importancia de la oración «sólo quien ora, enseña a los hombres. Aprende a reconocer que el otro es un don y nunca un problema».
Y recordó unas palabras del entonces cardenal Joseph Ratzinger «sólo un hombre tocado por Dios podrá tocar la historia».
Es importante, reconoció, «enseñar al hombre a vivir una vida interior en un mundo exteriorizado», porque «los hombres aprenden a vivir la historia con los ojos de la historia».
El presidente nacional italiano de la Renovación en el Espíritu Santo, testimonió que, «en nuestro movimiento, encontramos a gente que ha perdido el sentido de la vida», y que ha aprendido a «descubrir el valor de la cruz. Nuestra alegría lleva el doloroso trabajo de la experiencia humana, propone un amor apasionado, amor a Cristo».
Martínez concluyó su intervención citando una frase de la Madre Teresa «Nunca dejes que nada te llene tanto de pena que te haga olvidar la alegría de Cristo resucitado»
«Nosotros creemos que en el Espíritu está el secreto de la eterna juventud de la Iglesia. Aquel que lleva belleza a la Iglesia es Jesús, es el Señor, es el grito que se escucha desde hace dos mil años», recalcó.
Por Carmen Elena Villa