El Papa y el presidente de Chipre hablan de diálogo interreligioso

“La solución al problema de Chipre es la reunificación”, afirma el presidente Christofias

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CIUDAD DEL VATICANO, viernes 27 de marzo de 2009 (ZENIT.org).- El dialogo ecuménico e interreligioso ha sido uno de los principales argumentos sobre los que se ha tratado en la audiencia que el Papa Benedicto XVI ha concedido este viernes al presidente de la República de Chipre, Demetris Christofias.

El presidente chipriota ha acudido a la cita papal acompañado de su esposa, Elsie, y por el ministro de Asuntos Exteriores, Markos Kyprianou. Tras la audiencia con el Papa, Christofias se encontró con el cardenal Tarcisio Bertone, secretario de Estado, y con el arzobispo Dominique Mamberti, secretario para las Relaciones con los Estados.

Según el comunicado oficial, hecho público por la Santa Sede, en el transcurso de un «coloquio cordial» se subrayó «la importancia de las buenas relaciones entre los católicos y los ortodoxos, y entre los cristianos y los musulmanes, llamados todos ellos a colaborar en favor del bien de la sociedad y de la convivencia pacífica entre los pueblos».

De la misma forma, Benedicto XVI y el presidente de Chipre trataron sobre «algunos temas sobre la situación del país y su futuro». El presidente «no dejó de informar sobre las condiciones de numerosas iglesias y edificios cristianas del norte de la isla», que se encuentran destrozadas en la zona de dominio turco, y ambos «han compartido el deseo de que las negociaciones en curso entre las partes puedan llevar a la solución de la cuestión chipriota».

Chipre, colonia británica hasta 1960, se dividió tras la independencia entre la población de origen griego y la de origen turco. Tras una serie de conflictos entre ambas comunidades, en 1974 Turquía invadió el norte del país, constituyendo la República Turca del Norte de Chipre, no reconocida por la comunidad internacional.

Durante la audiencia, concluye la nota vaticana, se han intercambiado «ideas sobre la situación internacional, entre otras cosas en lo relativo al continente africano».

En una entrevista concedida a L’Osservatore Romano y publicada en la edición de este sábado, el presidente Christofias expresó su «gratitud y alegría» por encontrarse en el Vaticano, «que es un monumento no sólo a la religión, sino también al arte en todas sus expresiones», y por «tener la posibilidad de encontrar a Benedicto XVI».

Christofias declaró que «es tiempo de poner fin a la ocupación militar turca que viola la legalidad internacional y los derechos del hombre, tanto de los greco-chipriotas como de los turco-chipriotas, y que es contraria a los principios de la Unión Europea».

«Existe desde hace tiempo -ya se hablaba de ello antes de la invasión de 1974- un acuerdo con nuestros compatriotas turco-chipriotas para hacer evolucionar la situación actual, pasando de un Estado unitario a un Estado federal», observó. El objetivo es por tanto formar una federación entre ambas regiones con un Gobierno central. «Éste es el esqueleto sobre el que habrá que trabajar, revistiéndolo con la carne de la reunificación».

El nuevo Estado, añadió, «tendrá una única soberanía, una única ciudadanía y una única personalidad internacional».

Christofias reconoció que «permanece el obstáculo de la postura de Ankara, que insiste en crear una confederación entre dos Estados». Por este motivo, confiesa, «el camino que hemos emprendido es dificil. Pero no hay alternativa a la reunificación».

Por otro lado, el presidente chipriota ha deplorado la falta de atención hacia el patrimonio artístico y religioso de la isla. «Nuestro patrimonio cultural es antiquísimo. Hay cosas que tenemos en común con los ciudadanos turco-chipriotas y que pertenecen seguramente a todos los chipriotas. Hay complejos religiosos, conventos y monasterios, que se están cayendo a trozos porque no se permite intervenir para restaurarlos».

Este es uno de los temas que también, según reveló Christofias a L’Osservatore Romano, se ha tratado con el Papa. «La propia Turquía prevé a la restauración del patrimonio cultural cristiano en su territorio, como en Éfeso. Me pregunto por qué en Chipre se permite esta destrucción», concluyó Christofias.

Chipre tiene una población de casi 800.000 habitantes, de los que el 78% son greco-ortodoxos y el 18% musulmanes. El país entró en la Unión Europea en el año 2004.

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ZENIT Staff

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