GINEBRA, domingo, 29 de marzo de 2009 (ZENIT.org).- El arzobispo Silvano Tomasi, observador permanente vaticano ante las oficinas de la ONU en Ginebra, ha constatado que en estos momentos la comunidad cristiana es la más discriminada del mundo, al explicar los motivos que llevaron a la Santa Sede a oponerse a la resolución de las Naciones Unidas sobre la difamación de la religión.
Con una mayoría de 23 votos a favor, 11 en contra y 13 abstenciones, el Consejo de la ONU para los Derechos Humanos aprobó el 26 de marzo una controvertida resolución, presentada por Pakistán, en nombre de los países de la Organización de la Conferencia Islámica, en la que se expresa «profunda preocupación» por la frecuente difamación de las religiones, pero sólo menciona al islam entre ellas.
Monseñor Tomasi ha aclarado que falta por aclarar el concepto de «difamación de la religión», «pues puede ser utilizado para justificar las leyes contra la blasfemia, que como bien sabemos, en algunos Estados son utilizadas para atacara a las minorías religiosas, incluso de manera violenta».
Según el último «Informe sobre libertad religiosa en el mundo», publicado por Ayuda a la Iglesia Necesitada, precisamente en Pakistán el peor instrumento de la persecución religiosa es la Ley de Blasfemia, que continúa cobrándose cada vez más víctimas, y que establece la pena de muerte o la cadena perpetua para las ofensas al Corán.
«Según numerosos analistas, es una de las herramientas que los fundamentalistas islámicos utilizan para atacar a las minorías y abocar al país a una radical islamización», explica el informe.
Por este motivo, monseñor Tomasi considera a los micrófonos de Radio Vaticano que al hablar de lucha contra la difamación religiosa «el desafío consiste en encontrar un sano equilibrio, que armonice la propia libertad con el respeto de los sentimientos de los demás, y el camino para lograr este objetivo pasa por aceptar los principios fundamentales de libertad, que están inscritos en los tratados internacionales».
En su informe ante la Comisión, el representante del Papa denunció el aumento de la intolerancia religiosa en el mundo, en particular contra las minorías cristianas.
«Si analizamos la situación mundial, vemos que, de hecho, los cristianos, como están documentando varias fuentes, son el grupo religioso más discriminado; se habla incluso de más de 200 millones de cristianos, de las diferentes confesiones, que se encuentran en situaciones de dificultad, pues hay estructuras legales o culturas que llevan a una cierta discriminación contra ellos».
Monseñor Tomasi denunció también el hecho de que ahora los cristianos son sometidos a discriminación incluso e algunos países en los que son mayoría.
«Hay situaciones –incluso declaraciones públicas parlamentarias– que atacan diferentes aspectos de la creencia cristiana, y esto tiende marginar de la sociedad a los cristianos y a impedir la contribución con sus valores a la misma», constata.