La primera encíclica de Juan Pablo II cumple 30 años

Entrevista con Angela Ales Bello, docente de la Pontificia Universidad Lateranense.

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ROMA, martes 31 de marzo de 2009 (ZENIT.org).- Este mes se han cumplido 30 años de la publicación de la primera encíclica de Juan Pablo II, Redemtpor Hominis.

En este importante documento eclesial, el pontífice comenzó a exhortar a los católicos para que se prepararan para la celebración del jubileo del año 2000, llamando aquellos años precedentes como un “nuevo adviento”.

El Pontífice desarrolló así la cristología planteada ya en diversos textos del Magisterio Pontificio y de los Padres de la Iglesia y concretizada en constitución Gaudium et spes del Concilio Vaticano II, que asegura que el misterio del hombre sólo puede ser esclarecido a la luz del Verbo Encarnado.

El Papa mostró así que en Cristo como verdadero Dios y verdadero hombre, se encuentra la base de la dignidad humana, la libertad – que debe ser custodiada por la Iglesia – y de la defensa a los derechos humanos.

Sobre este tema, ZENIT ha conversado con la profesora Angela Ales Bello, docente de Historia de la Filosofía Contemporánea en la Pontificia Universidad Lateranense.

Ella participó del congreso “A los 30 años de la Redemptor Hominis, memoria y profecía”, que se realizó en días pasados en la Pontificia Universidad Lateranense con su charla “Razones y especificidades del personalismo woityliano”.

–¿Cuáles son las principales bases contenidas en el magisterio pontificio para el desarrollo de esta encíclica?

Angela Ales Bello: Toda la tradición de la Iglesia Católica está detrás de esta encíclica indudablemente. Desde los padres de la Iglesia. Sin embargo, el Concilio Vaticano II, en particular ha dado una gran atención al pueblo de Dios por ejemplo. Ha dado una grande función a la comunidad y esto es un elemento importante que reaparece en esta encíclica.

–¿Cuál es la importancia de esta encíclica para la cristología y cuáles son las novedades que ofrece la Redemptor Hominis en esta materia?

Angela Ales Bello: Es de una importancia fundamental porque se continúa reflexionando sobre la figura de Cristo fundamentalmente y sobre su unidad de ser humano y de Ser Divino. Propiamente en la línea de esta unidad es posible una grande valoración del hombre, del ser humano en general que está incluida y aclarada a la luz de Cristo.

Ya en el título “Redentor del hombre” se ve la función específica que es la de la redención y la de dar una respuesta fundamental a los deseos profundos de todos los seres humanos, pero es una respuesta que no se refiere sólo a los cristianos. Están dirigidas a todos porque todos los seres humanos han sido salvados por Cristo. La función redentora de Cristo se extiende a toda la humanidad.

–¿Cuál es la importancia de esta encíclica la Iglesia y su continua preocupación por el ser humano?

Angela Ales Bello: Seguir la línea de esta encíclica significa hacer transpirar a la acción de la Iglesia, sea desde el punto de vista doctrinal, intelectual y pastoral, la presencia de Cristo. La Iglesia tiene un sentido porque a ella pertenecen quienes se han unido a Cristo y quieren imitarlo. Este debe ser el mensaje de la Iglesia católica.

–¿Cuál cree que puede ser la base antropológica incluida en esta encíclica para temas de defensa de la vida y de la dignidad humana?

Angela Ales Bello: La base antropológica se encuentra ya en la obra de Juan Pablo II que había escrito como filósofo y que justifica también esta posición teológica. En estas obras se ve el gran valor que da a la persona humana y al hecho que propiamente la persona humana se presenta como un ser único, singular e irrepetible y por ello no manipulable, no sujeto a transformaciones que alteren su naturaleza.

–¿Como se desarrolla en esta encíclica el pensamiento wojtyliano?

Angela Ales Bello: Creo que es justo en esta encíclica que Juan Pablo II logra integrar en forma orgánica y también pastoral todo su conocimiento desde el punto de vista de la antropología filosófica, de la antropología teológica y, como dice la Fides et Ratcio, una observación general sobre la relación entre teología y filosofía en este texto, porque encuentran una aplicación precisa y una fuerte correlación.

–¿Cómo nos presenta en este texto el Papa a Cristo como modelo de una integridad psicológica, espiritual y biológica?

Angela Ales Bello: La imitación de Cristo significa justamente aquel que el ser humano tiene como punto de referencia de sus valores. Una figura histórica existente que ha cumplido acciones y que tuvo también sus propias acciones que deben ser hechas sobre la base que esta persona, es decir, Cristo, ha cumplido. Toda la parte que tiene que ver con el cuerpo y la psique. También estos sentimientos que nosotros tenemos, que pueden ser buenos o malos, no deben ser eliminados. En cambio deben ser encaminados en una acción que puede ser positiva y que tiene un valor. Por ejemplo: si yo veo una persona que me molesta, este fastidio espontáneo, natural, no lo manejo yo pero me puedo preguntar: ¿es justo que yo actúe negativamente si esta persona me molesta? ¿qué cosa haría Jesús? Por ello puedo controlar también mi aspecto físico y emotivo.

–¿Cuál es el aporte que da esta encíclica a la persona como un ser social?

Angela Ales Bello: Es necesario entender qué quiere decir comunidad. Por ejemplo, quiere decir que nosotros debemos ser amigos de las personas que conocemos en el aspecto cristiano. De aquellos que son simpáticos, que nos agradan, son movimientos espontáneos emotivos. Debemos también hacer un trabajo ulterior como comunidad, quiere decir, construcción de comunidad recíproca entre las personas y nosotros tenemos un gran ejemplo en la comunidad que Jesús había construido con sus discípulos. Esto es un punto de referencia fundamental para nosotros.

–Treinta años después, ¿cómo cree que la Iglesia ha acogido el mensaje de esta encíclica?

Angela Ales Bello: Pienso que algunos elementos han sido acogidos. No es necesario ser pesimistas porque aun cuando algunas semillas se han perdido, otras se han recogido. Quizás no todos la han logrado acoger adecuadamente pero algunas cosas de fondo representan unos puntos de los que se puede mirar atrás en el proceso de la comprensión del mensaje cristiano porque en realidad todo el esfuerzo humano es el de comprender el mensaje cristiano siempre mejor. Ahora hemos entendido el mensaje que Jesús había dicho, que quizás han sido comprendidos sólo recientemente en su valor. Nosotros pensamos, por ejemplo, en el papel del hombre y de la mujer en la Mulieris Dignitatem que era un elemento que se ha tomado de los textos evangélicos pero de la que se ha desarrollado casi dos mil años después.

Por Carmen Elena Villa

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ZENIT Staff

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