CALCUTA, jueves 19 de agosto de 2010 (ZENIT.org).- Los preparativos para el centenario del nacimiento de la Madre Teresa de Calcuta (Skopje, 26 de agosto de 1910- Calcuta, 5 de septiembre de 1997) siguen su curso.
Las congregaciones religiosas fundadas por la beata, así como las Iglesias particulares del mundo celebran este aniversario con eucaristías, vigilias de oración, novenas y simposios con el tema común Dios nos ha creado para cosas más grandes: amar y ser amados.
Como preparación, las misioneras de la Caridad y el Centro Madre Teresa de Calcuta han difundido un texto que invita a reflexionar sobre la vida de la beata y sobre lo que ella ha aportado a la Iglesia y al mundo.
Tomando su ejemplo -se lee en el documento-, personas de distintas creencias han empezado a experimentar que sólo el don de sí mismo es capaz de satisfacer el aliento vital presente en cada criatura: un aliento vital espiritual que tiende a la relación con Dios y pasa por el amor al prójimo.
En este sentido, el texto cita el magisterio de Benedicto XVI en la Deus caritas est : “Amar al prójimo es también una vía para encontrar a Dios” (n. 16) porque “en el más pequeño, encontramos al mismo Jesús y en Jesús encontramos a Dios” (n. 15).
También recuerda las palabras que Juan Pablo II pronunció en un discurso con motivo del tercer aniversario de la muerte de Madre Teresa: “Ella ha encarnado el amor que Jesús indicó como signo distintivo a sus discípulos: ‘En esto conocerán todos que sois discípulos míos: si os tenéis amor los unos a los otros’” (Jn 13,35).
Por otra parte, el texto destaca el carácter “cotidiano” del amor de Madre Teresa, un amor alimentado con pequeños gestos, oportunidades ofrecidas a todos para llevar consuelo en los sufrimientos, la soledad, el desánimo en todo lugar y toda circunstancia, comenzando por su propia familia, con el objetivo de transmitir al prójimo el amor de Dios.
A sus hermanas, la beata les resumió la vocación universal al amor de esta manera: “Todos nosotros estamos llamados a la perfección de la caridad: la santidad no es un lujo de unos pocos, sino sencillamente un deber para cada uno de nosotros”.
Finalmente, el texto evoca el pasaje de un discurso pronunciado por Benedicto XVI el 10 de febrero de 2007 durante un encuentro con las Misericordias de Italia y los donantes de sangre: “En el Juicio final -afirmó el Papa-, Dios nos preguntará si hemos amado no de una manera abstracta, sino concreta, con hechos (cf. Mt 25, 31-46)… Al final de nuestra vida, le gustaba repetir a san Juan de la Cruz, seremos juzgados sobre nuestro amor”.
Nacida de padres albaneses originarios de Kosovo, la beata será homenajeada el 26 de agosto en Skopje, en la República ex-yugoslava de Macedonia, con una sesión en el parlamento macedonio, seguida de la presentación del Premio nacional Madre Teresa.
Por la tarde, se celebrará una misa solemne a las 18 horas en la catedral del Sagrado Corazón, presidida por el arzobispo de Belgrado, monseñor Stanislav Hočevar.
También se abrirá al público una exposición de fotografías realizadas por el artista croata Zvonimir Atietić en la Casa del Memorial Madre Teresa. Las celebraciones en Macedonia se alargarán hasta el final de este año 2010.
En Albania, está prevista una peregrinación nacional en su honor el 26 de agosto, a la catedral de Vau-Dejës, en la diócesis de Sapa, con una liturgia eucarística presidida por el arzobispo de Durres-Tirana, monseñor Rrok Kola Mirdita, y concelebrada por el nuncio apostólico en Albania, monseñor Ramiro Moliner Inglés, y por todo el episcopado local.
Kosovo, que ha proclamado el año 2010 Año de Madre Teresa, rendirá homenaje a la beata el 5 de septiembre, día de su fiesta litúrgica, consagrándole una iglesia santuario en Prístina.
La construcción de esa iglesia comenzó en 2003 a petición del obispo local, monseñor Sopi, y del presidente Rugova, y ha concluido siendo administrador apostólico de Kosovo monseñor Dodë Gjergji.
En Roma, el vicario general de Su Santidad para el Estado de la Ciudad del Vaticano, el cardenal Angelo Comastri, presidirá una misa en la basílica de San Lorenzo en Damasco, a las 19 horas.
En ella, participarán las congregaciones religiosas y las comunidades de vida contemplativa fundadas por la beata presentes en Roma, así como los voluntarios, benefactores y las personas acogidas en los conventos romanos.
La celebración estará precedida por la inauguración de una exposición de fotografías titulada Beata Teresa de Calcuta, vida, obras, mensaje, organizada en el Palacio de la Cancillería.
Con motivo de su fiesta litúrgica, la iglesia de San Gregorio en Celio acogerá diversas iniciativas espirituales: una vigilia de oración el sábado 4 de septiembre y una liturgia eucarística el domingo 5 de septiembre, celebrada por el prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, el cardenal Ivan Dias.
También se celebrarán liturgias y novenas en otras ciudades de Italia (Turín, Génova, Bolonia, Florencia, Nápoles, Reggio, Calabria, Palermo, Cagliari,…) y de Europa, entre ellas Madrid, Barcelona, París, Copenhague y Munich.
En la India, donde Madre Teresa llegó en 1929 y donde pasó gran parte de su vida, las celebraciones empezaron el 17 de agosto con una novena en todas las parroquias de la arquidiócesis de Calcuta, sede de la Casa madre de las Misioneras de la Caridad.
Allí, el centenario se abrirá oficialmente el 26 de agosto con una celebración eucarística presidida por el arzobispo de Ranchi, el cardenal Telesphore Toppo.
En Nueva Delhi, un programa cargado de iniciativas incluirá un simposio sobre la beata Madre Teresa y dos espectáculos de danza y teatro, previstos entre los días 23 y 31 de agosto, por iniciativa de la Conferencia Episcopal India y con la colaboración de la UNESCO.
También en Nueva Delhi, tendrá lugar la conmemoración pública de este centenario el sábado 28 de agosto, en presencia del presidente indio Pratibha Devisingh Patil.
Este encuentro dará lugar a la presentación oficial de una moneda acuñada con la imagen de la beata por el Estado indio, que ha querido proclamar el 26 de agosto Día nacional de los huérfanos, como signo de reconocimiento a Madre Teresa y a su obra con las pequeñas víctimas de la soledad y el abandono.