MADRID, jueves 18 de agosto de 2011 (ZENIT.org).- El Papa Benedicto XVI entró hoy por la tarde de forma simbólica en la ciudad de Madrid, sede de la Jornada Mundial de la Juventud, en una emotiva ceremonia, entrando en compañía de decenas de jóvenes por la Puerta de Alcalá, uno de los símbolos de la ciudad.
En este primer encuentro con los jóvenes, en la Plaza de Cibeles, Benedicto XVI fue acogido con una bienvenida de sabor muy español, en la que no faltaron los típicos trajes flamencos, acompañados por la música de pasacalles y por cerca de 600.000 jóvenes que copaban toda la zona central de la ciudad.
El Papa realizó el gesto de entrar a pie por la puerta el arco central de la Puerta de Alcalá, acompañado por una representación de jóvenes de los cinco continentes. El gestoestuvo cargado de simbolismo, ya que debido al carácter de cañada real de la calle Alcalá (un estatus reconocido en antiguas legislaciones, aún en vigor, que protegen la trashumancia del ganado lanar en España), por ella han desfilado durante años numerosos pastores con sus rebaños de ovejas trashumantes.
Además, esta antigua puerta de paso y entrada triunfal a la ciudad constituye el primer arco de triunfo construido en Europa tras la caída del imperio romano.
Este gesto, sin embargo, está en sintonía con otros semejantes, como la llegada por barco a Colonia en la JMJ 2005, o la llegada al muelle Barangaroo en Sydney. Recuerda también el Gran Jubileo del año 2000, con Juan Pablo II cruzando la puerta de Tor Vergata acompañado por los jóvenes.
Acto seguido, el Pontífice volvió a subir al papamóvil para recorrer entre aclamaciones el breve recorrido hasta la Plaza de Cibeles, donde tuvo lugar la fiesta de acogida de los jóvenes.
Tras una exhibición de caballos de raza andaluza al son de música española, el Papa llegó al estrado, dondejóvenes vestidos con trajes típicos del país le dieron la bienvenida, mientras la tuna le hizo la ronda, como es tradición en los viajes papales a España.
Esta tercera Jornada Mundial de la Juventud del pontificado de Benedicto XVI está siendo la más calurosa y festiva, la más “mediterránea” y colorista. El mensaje del Papa va también en este sentido, al animar, como lo hizo en su saludo posterior, a “que el nombre de Cristo resuene en todos los rincones”, incluso “en el corazón de los que no creen o que se han alejado de la Iglesia”.
De hecho, las palabras “felicidad” y “alegría” fueron las más utilizadas por el Papa, al dirigirse a los cientos de miles de jóvenes en inglés, francés, alemán, italiano, portugués y polaco.
“Tenéis interrogantes y buscáis respuestas. Es bueno buscar siempre. Buscar sobre todo la Verdad que no es una idea, una ideología o un eslogan, sino una Persona, Cristo, Dios mismo que ha venido entre los hombres”, dijo en francés.
Particularmente, el Papa expresó su alegría por la presencia numerosa de jóvenes procedentes de Alemania, adonde se dirigirá el próximo mes de septiembre.
En portugués, exhortó a los peregrinos a dejar que la Palabra de Dios “entre y eche raíces” en sus corazones. “No se puede creer sin estar amparado por la fe de los demás, y con mi fe contribuyo también a ayudar la fe de los demás. La Iglesia necesita de vosotros y vosotros tenéis necesidad de la Iglesia”, concluyó.
Por Inma Álvarez