QUERÉTARO, martes 30 de agosto de 2011 (ZENIT.org – El Observador).- El doctor John Hass, director del Centro Nacional Católico de Bioética en Estados Unidos y miembro prominente del Instituto Internacional para la Cultura, fue el encargado de poner en marcha la segunda generación de la Maestría en Bioética que imparte el Centro de Investigación Social Avanzada en su nuevo campus en Querétaro.
La conferencia inaugural de este importantísimo postgrado del Centro de Investigación Social Avanzada (CISAV), la sustentó el doctor Hass sobre el tema y los riesgos a los que se enfrenta la humanidad a partir de la clonación.
De hecho, la Maestría en Bioética del CISAV, es la primera en su género en América Latina que enfrenta, con la mayor pertinencia académica y basada en la doctrina social de la Iglesia, estos fenómenos que parecieran privativos de países desarrollados, pero que, poco a poco, se van colando en las legislaciones de los países que forman –desde el punto de vista católico—“el continente de la esperanza”.
Entrevistado por El Observador, John Hass fue enfático al señalar que la Iglesia católica tiene una enorme área de oportunidad en los temas que comprende la bioética. En Estados Unidos, la Iglesia ha ido a la vanguardia. En México, a través de centros de investigación como el CISAV, tiene ese importante futuro.
–¿Qué papel está jugando la Iglesia católica en este debate sobre la ética y la biología en Estados Unidos?
John Hass:Una cuestión que es muy interesante de observar es que la Iglesia católica ha ido y va a la vanguardia. Todo el mundo habla hoy de bioética, pero tengo que decir que nuestro Centro se estableció en 1972, antes de que el aborto fuera legalizado en Estado Unidos, antes que nadie hubiese oído hablar del Sida, antes que las células estaminales hubiesen sido aisladas… En Estados Unidos, después del gobierno, la Iglesia católica es la segunda entidad proveedora más importante de servicios de salud a la población. Son miles de millones de dólares los que provee en servicios de salud la Iglesia católica a los estadounidenses cada año. Esto nos ha llevado a ser capaces de anticipar los temas que, mañana, serán centrales en medicina y en las ciencias de la vida. Tenemos que estar preparados para afrontarlos desde el Evangelio.
–¿Cuál es el tema más importante en la bioética hoy mismo?
John Hass: Desde mi punto de vista es la despersonalización y la deshumanización de los servicios de salud. Se está viendo a los seres humanos como carentes de derechos. La donación de órganos se ha convertido en un negocio internacional. Lo mismo sucede con la fertilización in vitro que, en Estados Unidos, mueve cerca de cinco mil millones de dólares cada año… Hombres y mujeres no están siendo tomados como seres humanos, sino como material de uso para experimentos científicos, incluso en algunas ocasiones, para experimentos que, en la fachada, llevan muy buenas intenciones de ayudar a los demás.
–No obstante el largo camino de la Iglesia católica en temas de bioética, parece que no es escuchada su voz en los grandes foros de decisión, ¿no es así?
John Hass:Cierto, pero en ocasiones sí lo es, sobre todo cuando hay una postura de fuerza. Por ejemplo, cuando el alcalde de Nueva York le pidió al cardenal O’Connor que en los servicios de salud católicos se proveyera de métodos contraceptivos y el cardenal dijo que no. El alcalde insistió y el cardenal O’Connor amenazó con que la Iglesia cerraría sus hospitales y centros de salud. El alcalde tuvo que echarse para atrás, pues para Nueva York hubiera sido terrible.
–¿Se ha avanzado en los comités de bioética en los hospitales; están tomando en cuenta a la Iglesia católica?
John Hass:Es muy importante eso. Desde hace más de cinco años la organización que acredita a los hospitales en Estados Unidos estableció como norma la puesta en marcha de un comité de ética para cada hospital. Pero cada hospital católico en Estados Unidos ya lo tenía y siempre los han tenido. Ese es otro ejemplo de cómo la Iglesia católica va adelantada a los tiempos. El Comité Nacional de Bioética, que presido, tiene un programa de un año para certificar a los hospitales en este tema. Doctores, enfermeras, administrativos, toman el curso completo. Eso nos permite uniformar criterios bioéticos con la esencia católica y hacer que la moral y los principios del catolicismo estén en los hospitales que opera la Iglesia. Y en los otros hospitales se está tomando nuestro ejemplo y nuestros métodos.
–¿Enfrentan ustedes la “leyenda negra” de que la Iglesia católica se opone al avance científico?
John Hass:Es muy interesante su pregunta pues en Estados Unidos nadie ha escuchado nada sobre “la leyenda negra”, pero los efectos son los mismos que se producen en América Latina con respecto al papel de la Iglesia en la conquista y la colonización. Es diferente en Estados Unidos, pues se trata de un país de mayoría protestante. Y los protestantes creen que sus ideas son lo que es la religión. Lutero decía que somos salvados por la gracia y por la sola fe. Para él la razón era peligrosa. En su comentario a los Gálatas dice que si los cristianos quieren salvarse deben matar la razón y ofrecerla como un sacrificio a Dios. El problema es que muchas personas en mi país creen que “eso” es privativo de todas las religiones. Por lo tanto, la Iglesia católica es “irracional” y “legalista”. Y nada menos cerca de la verdad, como los han mostrado los papas Juan Pablo II y Benedicto XVI: fe y razón son las dos fuerzas que tenemos para conocer la verdad. También nada más alejado de la verdad es que los católicos rechazamos el aborto, la contracepción, etcétera, porque alguien nos lo manda, no porque hayamos descubierto la inmoralidad, la inhumanidad de estas prácticas conforme al Evangelio, al espíritu del Evangelio, a la libertad del Evangelio.
–¿Cómo se puede reintroducir la verdadera cultura católica en el contexto en el que vivimos?
John Hass: En su encíclica “El Esplendor de la Verdad”, el Papa Juan Pablo II dice, casi al final, que la verdadera fuerza de la enseñanza de la Iglesia y de la cultura de la Iglesia católica es la de permanecer con los ojos puestos sobre Jesucristo crucificado. De ahí parte todo, pues ya no es el tiempo de los argumentos, es el tiempo de los testigos, como dijo una ocasión a la Conferencia de los obispos de Estados Unidos el entonces cardenal Joseph Ratzinger.
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Más informes sobre el Centro de Investigación Social Avanzada y sobre la Maestría en Bióetica:www.cisav.mx
Por Jaime Septién