CUATRO VIENTOS, domingo 21 de agosto de 2011 (ZENIT.org).- Benedicto XVI invitó a los más de un millón de jóvenes que participaron en la misa de clausura de la Jornada Mundial de la Juventud a convertirse en misioneros de Cristo en sus ciudades de origen.
Al concluir la misa, antes de mediodía de de este domingo, el pontífice se despidió de los chicos y chicas que en su gran mayoría habían pasado la noche en la explanada de Cuatro Vientos, dejándoles una consigna que ya les había preparado desde antes de salir de Roma.
“Ahora vais a regresar a vuestros lugares de residencia habitual --les dijo--. Vuestros amigos querrán saber qué es lo que ha cambiado en vosotros después de haber estado en esta noble Villa con el Papa y cientos de miles de jóvenes de todo el orbe: ¿Qué vais a decirles?”, preguntó.
Su propuesta fue la de dar “un audaz testimonio de vida cristiana ante los demás. Así seréis fermento de nuevos cristianos y haréis que la Iglesia despunte con pujanza en el corazón de muchos”.
Dejando espacio a confidencias, añadió: “¡Cuánto he pensado en estos días en aquellos jóvenes que aguardan vuestro regreso! Transmitidles mi afecto, en particular a los más desfavorecidos, y también a vuestras familias y a las comunidades de vida cristiana a las que pertenecéis”.
No tener miedo de ser católicos
En sus saludos finales, en francés, fue muy claro ante los jóvenes: “No tengáis miedo de ser católicos, dando siempre testimonio de ello a vuestro alrededor, con sencillez y sinceridad”.
A los jóvenes compatriotas y a quienes hablaban su idioma, les dijo en alemán: “La fe no es una teoría. Creer significa entrar en una relación personal con Jesús y vivir la amistad con Él en comunión con los demás, en la comunidad de la Iglesia. Confiad a Cristo toda vuestra vida, y ayudad a vuestros amigos a alcanzar la fuente de la vida: Dios”.
Y para que la Jornada Mundial no sea simplemente un evento de pocos días, también se dirigió a los obispos y sacerdotes presentes para agradecerles los esfuerzos que han hecho para venir con los grupos de jóvenes, y animarles “a seguir cultivando la pastoral juvenil con entusiasmo y dedicación”.