COMAYAGUA, jueves 16 febrero 2012 (ZENIT.org).- Ante la tragedia de la cárcel de Comayagua, Honduras, donde murieron al menos 377 internos en un incendio, la diócesis de Comayagua exhortó en un comunicado a la población hondureña a exigir a las autoridades mejorar las condiciones de reclusión y las medidas de seguridad humana en los diferentes centros penales.
El número de reclusos muertos por el incendio declarado el miércoles en la cárcel de Comayagua, en el centro de Honduras, ascendía a 377, según el último balance de víctimas difundido por las autoridades, no definitivo. La cárcel albergaba a un total de 852 reclusos, más del triple de su capacidad de 250 personas.
Mientras se investigan las causas de la tragedia, la diócesis de Comayagua –con su obispo a la cabeza, monseñor Roberto Camilleri- ha hecho público un comunicado en el que lamenta el suceso y pide que se mejoren las condiciones en que viven los reclusos y las medidas de seguridad.
“La Iglesia católica de la diócesis de Comayagua –dice el comunicado- se dirige en estos momentos di consternación local y nacional a los familiares de las personas privadas de libertad que perecieron en el Centro Penal de Comayagua; a los heridos y afectados durante el fatal incendio que inicio a las 22.50 de día de ayer (martes 14 de febrero), así como al pueblo hondureño en general”.
En primer lugar, la diócesis lamenta “profundamente lo ocurrido durante la peor tragedia en la historia de los centros penales de nuestro país” y se solidariza “grandemente con los familiares y afectados por el siniestro que acabó con la vida de un significativo porcentaje de la población penal de Comayagua”.
La diócesis invita a los hondureños “a unirse con nosotros en un esfuerzo común para aliviar en el corto y mediano plazo las necesidades más urgentes de los sobrevivientes y familias afectadas”.
La Iglesia en Comayagua lamenta “que sea este el tercer siniestro que se da en el término di una década en centros penales en Honduras, con el agravante que la granja penal de esta ciudad de Comayagua era considerada como la cárcel de mayor nivel de seguridad a nivel nacional”.
Así mismo considera “lamentables las condiciones inhumanas de hacinamiento e inseguridad en la que vive la población penal de nuestro país. Específicamente en el Centro penal di Comayagua, construida para albergar 250 personas, la población ascendía a 852 privados de libertad”.
La diócesis pide “a las fuerzas vivas de la sociedad hondureña para que unidos exijamos a nuestras autoridades la integridad y la dignidad de los privados de libertad, y que no se repita una lamentable tragedia que hoy enluta a tantas familias hondureñas”.
Por último, pide “a la comunidad cristiana elevar oraciones al Dios de la vida, para que acoja en sus manos bondadosas e introduzca en su gloria a nuestros hermanos fallecidos, y fortalezca en los familiares la certeza de que no están solos, que Dios vela por ellos y les acompaña en estos momentos difíciles”.
Firman el comunicado monseñor Roberto Camilleri, OFM y el Presbiterio de la Diócesis.