Los católicos de lengua hebrea integrados en la sociedad judía

Entrevista con David Neuhaus que se convirtió al cristianismo

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ROMA, domingo 26 febrero 2012 (ZENIT.org).- El padre David Neuhaus nació en una familia judía y, sin embargo a una edad temprana se convirtió al cristianismo. Mark Riedemann para “Dios llora en la tierra”, en colaboración con la fundación pontificia internacional Ayuda a la Iglesia Necesitada, entrevista al padre David Neuhaus, vicario patriarcal de la vicaría católica de lengua hebrea en Israel.

Padre, usted se crió en una familia judía. ¿Tuvo una fuerte educación religiosa?
–D. Neuhaus: Yo tenía lo que podríamos llamar una educación judía tradicional. Me enviaron a una escuela judía, una escuela maravillosa. Si tuviera hijos, los enviaría allí incluso ahora. Y fuimos educados en la tradición judía en casa. Mis padres fueron muy abiertos aunque no muy practicantes.

¿Cómo percibían el cristianismo en ese momento?

–D. Neuhaus: Fue un tema muy complejo. Mis padres son refugiados de la Alemania nazi y crecimos con una conciencia muy fuerte de la historia y, por supuesto, la historia es un lugar donde judios y cristianos se encontraron en una interacción más bien traumática. Pero a la vez mis padres son muy abiertos y son personas cariñosas y por eso ese mensaje de los traumas de la historia se equilibró con una apertura hacia nuestros vecinos.

Se convirtió al cristianismo a una edad temprana. ¿Qué fue lo que lo llevó a considerar la conversión al cristianismo?

–D. Neuhaus: Fue a la edad de 15 años, después la primera visita a Israel, en que conocí a una de las grandes figuras espirituales en ese momento en Jerusalén, una monja ortodoxa rusa que era la madre abadesa de un convento. Su nombre era la madre Bárbara.

¿Creo que ella era incluso de la nobleza rusa?

–D. Neuhaus: Era una condesa, un miembro de la aristocracia rusa y a través de ella conocí a Jesucristo. Era una mujer que en el momento en que la conocí tenía ya 89 años de edad, paralizada, incapaz de moverse de su cama, pero brillando con la alegría de Cristo y eso es que me llamó la atención. No fui a verla porque estuviera interesado en el cristianismo, sino más bien porque estaba interesado en la historia rusa y conocerla fue un verdadero encuentro con Jesucristo. Yo no creía mucho en ese momento y la religión no me interesaba en lo más mínimo, pero lo que atrajo mi atención fue la gran alegría con la que hablaba de cualquier cosa y era una alegría que me llevó a preguntarle: “¿Por qué está tan alegre? Tiene 89 años de edad, no puede caminar, no se puede mover, vive en una pequeña habitación poco iluminada. ¿Qué le hace tan feliz?» Y fue motivo para que diera testimonio de su fe. Eso simplemente me atrapó, me capturó. El paso intermedio, por supuesto, fue volver a casa y decirles a mis padres que había conocido a la madre Bárbara y que a través de ella había conocido a su Jesús.

¿Cuál fue su reacción?

–D. Neuhaus: Mis padres sufrieron un choque. Me habían enviado a Israel. Ellos no esperaban que su hijo judío, enviado a una escuela judía en Israel, volviera hablando de Jesús y en el curso de la conversación les hice la promesa de que esperaría diez años. Yo sólo tenía quince años. Les dije: “Voy a esperar hasta que tenga veinticinco años. Si esto sigue siendo cierto, cuando tenga 25 años lo aceptarán», e inmediatamente estuvieron de acuerdo. Creo que ellos pensaron: “Crecerá y saldrá de esto». Y, efectivamente, ellos aceptaron y tengo una relación muy, muy cercana con mis padres. Entre tanto, se trataba de llegar cada vez más a las condiciones de lo que esto implicaba; creer en Jesús y luego poco a poco pero seguro, buscar integrarse en su cuerpo que es la Iglesia.

¿Qué implica esto?

–D. Neuhaus: En primer lugar, como judío esto implicaba tratar de hacer frente de alguna manera a los temas más duros y difíciles de las relaciones judeocristianas de la historia; siendo atraído por la Iglesia católica a causa del intento de la Iglesia de afrontar esa historia, un camino de petición de perdón y un camino de búsqueda de la reconciliación. La Iglesia ortodoxa, en particular la tradición bizantina, es algo que me atrae enormemente; estéticamente me gusta la liturgia, los cantos, es hermoso, pero lo que encontré en la Iglesia católica romana era un intento real de asumir nuestra responsabilidad como cuerpo histórico en la historia del mundo. La persona que abrió la puerta fue el papa Juan XXIII. La voluntad del papa Juan XXIII de convocar al Concilio y hacer frente a estos temas muy, muy difíciles de lo que es nuestra responsabilidad en la historia del mundo, me hizo pensar que yo podría ser católico y ser judío y que podía ir donde mi familia y decirles que no estoy traicionando al pueblo al que pertenezco. Como dije, el diálogo con mis padres duró diez años, pero en el momento en que fui bautizado a los 26 años, se reconciliaron con el hijo que era una verdadera «oveja negra», y como digo, la relación con ellos es muy fuerte.

¿En qué punto de este proceso siente el indicio de su vocación?

–D. Neuhaus: Llegué a ser honesto casi de inmediato; a los 15 años, tres meses después de conocer a la madre Bárbara, a los niños de mi escuela se nos pidió escribir lo que seríamos cuando tuviéramos treinta años, en otras palabras, quince años después de ese momento en que estábamos juntos. Escribí que iba a ser un monje en un monasterio. En ese momento yo aún pensaba en términos de la Iglesia ortodoxa, pero creo que era que ya una clara sensación de que mi vida cristiana se viviría en este tipo de consagración al pueblo de Dios y el intento de vivir una vida dedicada a la reconciliación.

¿Cuál es el sacramento con el que tiene la mayor afinidad?

–D. Neuhaus: Fue muy claro, desde el primer momento de mi vida cristiana, que yo me sentía muy atraído por la Eucaristía; estar en contacto con el cuerpo de Cristo en la Eucaristía. Y por diez años asistí a la Eucaristía sin ser regularmente capaz de participar de ella.

Esta entrevista fue realizada por Mark Riedemann para «Dios llora en la tierra», un programa semanal de televisión y radio producido por Catholic Radio and Television Network, junto a la fundación internacional pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada.
Traducido del inglés por José Antonio Varela V.

Para saber más: http://www.acn-intl.org.  

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ZENIT Staff

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