ROMA, lunes 5 marzo 2012 (ZENIT.org).- La pobreza entre los niños también existe en países desarrollados o ricos. Los motivos son diversos pero las víctimas son siempre ellos.
Proponemos una entrevista concedida a ZENIT por el arzobispo de Berlín, el nuevo cardenal Rainer Maria Woelki que explica particulares interesantes de la existencia del fenómeno y cómo se trata de enfrentarlo.
En particular en un país como Alemania, que desde el final de la segunda guerra mundial estuvo dividido en Este y Oeste, hasta 1989 con la caída del muro de Berlín. El Este bajo la influencia soviética sufría una situación de pobreza respecto al Oeste.
En la actual Alemania más de un niño de cada tres con menos de 15 años tiene subsidios sociales entregados en el ámbito del programa Harz IV.
Organizaciones caritativas como L'Arca o la Caritas le garantizan a los niños y jóvenes en situación extrema, el acceso a servicios de base, con un desayuno y al menos una comida caliente.
Este hecho significa que los papás no logran darle condiciones buenas de subsistencia, y que además no logran incentivar los talentos y pontencialidades de sus hijos, pues se entiende que no pueden por ejemplo, participar en actividades deportivas o culturales, que en Europa normalmente son costosas.
Terminar en dificultades financieras y en situación de pobreza, al menos relativa, es más fácil de lo que se cree. Quien en tal situación no logra apoyarse en parientes o amigos depende de las ayudas estatales y de la comunidad.
Dicha situación de los niños y jóvenes afecta incluso la posibilidad en edad adulta de mejores perspectivas de vida.
¿Cómo se explica el porcentaje no pequeño de niños que sufre situaciones de pobreza?
--Cardenal Woelki: Los niños son los principales afectados de la pobreza de sus padres. incluso si muchos papás intentan beneficiarlos con los medios que tienen a disposición, la pobreza de los padres es omnipresente en la vida cotidiana de los hijos, que pasan a tener menos oportunidades de participación y como explica la actual campaña de Caritas, de conducir una vida sana.
Medidas como el Bildungspaket, (un paquete de educación con subsidios educativos para los niños pobres ndr.) decidido por los políticos va en la dirección justa.
Fundamentalmente es claro: de las personas afectadas por la pobreza los niños son los menos responsables y no se pueden defender. Forman por así decir el eslabón más débil de la cadena y se encuentran en un círculo sin salida.
¿Con cuáles medidas y proyectos de ayuda de la Iglesia católica?
--Cardenal Woelki: La Iglesia ayuda en varios modos, baste pensar en los nidos gestionados por la Iglesia, o las iniciativas de muchas parroquias y asociaciones parroquiales y de los servicios sociales e instituciones de Caritas. Allí experimentan el apoyo de Dios, que reconoce y estima a cada persona, independientemente del trabajo, rédito o estatus social. El apoyo y ayuda refuerzan la confianza de la gente en sus propias fuerzas para tomar su futuro en las propias manos.
También es importante como medida concreta para combatir la pobreza, la promoción pública de la solidaridad y de las relaciones justas en la política y en la sociedad. A nivel de la Iglesia católica se hace a través de declaraciones de obispos o de asociaciones, a través de las regiones o en el contacto directo con los responsables políticos.
¿Cree que nuestra sociedad presta suficiente atención al problema y se empeña seriamente para encontrar una solución?
--Cardenal Woelki: Los medios de comunicación, la política, las Iglesias, con sus asociaciones de beneficencia, y también organizaciones como Unicef y la Liga para la Protección de los Niños, siguen con mucha atención la situación de la pobreza infantil.
En Alemania del Este o áreas metropolitanas como Berlín y la región del Ruhr, la situación nos preocupa. El asunto es si dar solamente la culpa a la política resuelve algo. La pobreza es un fenómeno social, por lo tanto se trata de unir fuerzas sociales para juntos encontrar soluciones. El objetivo no tiene que ser una simple redistribución de fondos. Se trata de aumentar la capacidad participativa y la participación de las personas en la vida social.
¿Los cristianos cómo pueden contribuir a mejorar la situación de modo estable?
--Cardenal Woelki: Los cristianos pueden participar en las iniciativas y proyectos para combatir la pobreza en su entorno. Además pueden dar testimonio del amor de Dios. Los cristianos pueden hacer experimentar el amor de Dios en el amor por el prójimo. En el mejor de los casos, incluso las obras de caridad pueden ser experiencia de Dios, para ambas partes.
Por Britta Dörre