ROMA, lunes 5 marzo 2012 (ZENIT.org).- Los días 12 y 13 de marzo, la Facultad de Teología de la Universidad Pontificia de la Santa Cruz en Roma, organiza un Convenio sobre un tema de particular interés para este año 2012, que prepara el Año de la Fe, así como el Sínodo de los Obispos sobre la Nueva Evangelización.
El tema general es “La comunicación de la fe”, considerada desde una perspectiva específica: la relación entre la palabra y el testimonio. ZENIT habló con el profesor Paul O’Callaghan, profesor de Antropología Teológica de la Santa Cruz y presidente del Comité Organizador de la Conferencia.
Profesor O’Callaghan, ¿por qué se eligió el tema de “la comunicación de la fe”?
–Prof. O’Callaghan: Porque se trata del gran desafío de nuestros tiempos, dentro del cual el santo padre Benedicto XVI en su magisterio ha realizado esfuerzos considerables. Sabemos bien, cómo el beato Juan Pablo II trabajó durante todo su pontificado en la evangelización del mundo, la cultura y en los diversos ambientes de la sociedad. El Concilio Vaticano II fue convocado con el propósito de poder comunicar la fe con mayor eficacia. En una época en la que los cambios culturales eran rápidos e intensos, por esto, el desafío de la “comunicación de la fe” se convierte en una cuestión crítica.
En el convenio se afrontará también el ámbito del testimonio…
–Prof. O’Callaghan: Se trata de una categoría fundamental para la comunicación de la fe: la fe es comunica a través del testimonio. El hecho es que a partir del Concilio se ha hablado mucho del testimonio. Para muchos es notable la frase famosa de Pablo VI: “El hombre contemporáneo escucha con más agrado a los testigos que a los maestros… O si escucha a los maestros es porque son testigos” Tal vez, podemos decir que el testimonio es la mejor garantía de la autenticidad de la fe comunicada. La presencia y la vida del testigo se convierte en un llamado a todo el hombre, a sus facultades y sensibilidad. El testigo interpela al otro directamente, integralmente, auténticamente. Se trata de una categoría antropológicamente integral.
¿No se corre el riesgo de una aplicación demasiado amplia de esta categoría del testimonio?
–Prof. O’Callaghan: Es cierto que el testimonio puede perder su especificidad cristiana. Sin embargo, cada testimonio es la participación en el de Cristo, que es “el testigo fiel”, dice el libro del Apocalipsis (1,5). En realidad, es Cristo, que hace del cristiano testigo del amor del Padre. Por lo tanto, el testimonio hace referencia a una verdad que no coincide con la persona del testigo: sino que se refiere a Dios, a la Verdad. Sería una contradicción si se refiriera a la persona que da testimonio. Así, que en realidad, el testigo debe desaparecer –de hecho, en algunos casos puede morir, como en el caso del martirio–, mientras comunica la verdad.
¿Durante el Congreso se afrontará la categoría de la Palabra…
–Prof. O’Callaghan: De acuerdo con la tradición cristiana, la revelación divina se comunica a través de la palabra, la palabra de Dios presente en la creación, en los discursos de los profetas y especialmente en la vida y las enseñanzas de Jesucristo, el Verbo de Dios hecho hombre. La categoría de la palabra, por lo tanto, es esencial en la evangelización. Sin embargo, el énfasis primordial del testimonio en las últimas décadas se ha hecho a veces a expensas de la palabra. En el apostolado de la Iglesia, a menudo la palabra se ha dejado de lado, trabajando “anónimamente”, por así decirlo, el solo testimonio.
¿Cómo fue esto posible?
–Prof. O’Callaghan: Había un deseo, legítimo, incluso deseable, para evitar el peligro de la intolerancia en la comunicación de la fe, a partir de una palabra de significado potencialmente unívoco. Se pensaba que el testimonio poseía una dinámica más incisiva, más eficaz, más respetuosa en la comunicación de la fe, de frente a la palabra desnuda y dura.
¿Por tanto, se trata de unir estas dos categorías, la palabra y el testimonio?
–Prof. O’Callaghan: Exactamente. Hay quien se ha quejado de un testimonio sin la palabra, ininteligible, o una palabra sin testimonio, sin el apoyo de una vida humana integra y atractiva. Ni la una ni la otra de estas categorías convence.
¿Como se desarrollará el Congreso?
–Prof. O’Callaghan: Dicho en forma de broma, durante los dos días, vamos a dedicar la mañana a la palabra y la tarde, al testimonio. Me explico, la mañana estará ocupada principalmente por las reflexiones teológicas. En la que se abordarán cuestiones de antropología, de historia, Sagrada Escritura, teología fundamental y pastoral. Además, hemos recibido muchas peticiones de los profesores que quieren presentar comunicaciones breves sobre diversos aspectos –son muchas- de la cuestión. Por la tarde, sin embargo, habrá dos mesas redondas dedicadas precisamente al “testimonio” de la vida cristiana en diferentes ámbitos. En el primer día después de una intervención de monseñor Salvatore Fisichella, presidente del Consejo Pontificio para la Nueva Evangelización, la mesa redonda versará sobre el testimonio cristiano en el campo del arte y la sociedad. En cambio, el martes, se tratará el testimonio cristiano en el ámbito de la política. Para la presentación de las dos mesas redondas hemos invitado personalidades prominentes de la vida pública italiana.
¿Cuáles son las expectativas para esta iniciativa?
–Prof. O’Callaghan: Con este convenio queremos destacar, como elemento constitutivo del mensaje del Concilio Vaticano II, el apostolado de todos los cristianos, un apostolado hecho por la palabra y el testimonio, para la evangelización en el mundo.
Para más información e inscripciones: www.pusc.it/teo/conv2012.