Por Paloma Rives, enviada especial
GUANAJUATO, jueves 15 marzo 2012 (ZENIT.org).- Faltan ocho días para el inicio del viaje de su santidad Benedicto XVI a México. Medios de comunicación, fieles católicos y la sociedad civil --que está dispuesta a recibir un mensaje de fraternidad y esperanza- se encuentran a la expectativa de esta visita que se realiza en el marco del vigésimo aniversario del establecimiento de las relaciones diplomáticas entre el México moderno y el Vaticano (1992).
De hecho, merecen especial atención las acciones, los esfuerzos y llamados que ha realizado la Santa Sede en materia de derechos humanos, además de la defensa irrestricta de la vida humana y su rechazo a la violencia y al terrorismo. Todo ello derivado de las relaciones diplomáticas que mantiene el Vaticano con 172 países, las misiones especiales --ante la Federación Rusa, la Autoridad Nacional Palestina y la Unión Europea- además del estatus de Observador Permanente ante la Organización de las Naciones Unidas, y su inclusión como miembro de otros organismos internacionales como la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa y el Consejo de Europa. Acciones dirigidas al ser humano, a las personas, sin importar creencias religiosas. De ahí la expectativa ante el mensaje de Benedicto XVI.
Los tiempos actuales requieren precisamente la unión de quienes buscan –por encima de su preferencia espiritual- un bien mayor, un bien comunitario que permita elevar las necesidades del ser humano ante las dificultades que enfrenta toda sociedad.
Por ello el papa Benedicto XVI sostendrá un encuentro con el presidente de México, Felipe Calderón Hinojosa, el sábado 24 de marzo por la tarde, en la Casa del Conde Rul de la ciudad de Guanajuato.
Esta mansión está situada en la plaza de la Paz, a unos pasos de la basílica de Nuestra Señora de Guanajuato, y perteneció a don Antonio de Obregón, conde de Valenciana. Fue erigida con la riqueza obtenida tras treinta años de excavación ininterrumpida en la mina que le da nombre a su título nobiliario (de Valenciana).
Tales fueron los beneficios del descubrimiento de esta mina que --cuentan los guanajuatenses- don Antonio de Obregón mandó poner un camino de láminas de plata desde su anterior casa (que se ubicaba cerca de la mina) hasta la iglesia de San Cayetano (500 metros aproximadamente) para que su hija caminara rumbo al altar, el día de su boda.
El conde de Valenciana –don Diego de Obregón- construyó la mansión que referimos hace un momento y se dice que fue un hombre justo y respetado por ser el primero que dio participación en los beneficios a los mineros. Sin embargo, el escudo sobre la fachada y el nombre de la casa se deben a Diego Rul. Al morir el segundo conde de Valenciana, joven y sin descendencia, su hermana mayor --Ignacia- se casó con el coronel Diego Rul quien consiguió el título de conde de Casa Rul en 1804.
Ahí, desde los balcones de esa mansión obra del arquitecto Francisco Eduardo Tresguerras, el papa Benedicto XVI saludará a cientos de niños que se darán cita en la plaza de la Paz, posterior al encuentro del santo padre con el presidente de México.
Es necesario recordar que, debido a la cercanía descrita al inicio de este artículo, en el camino hacia la casa del Conde Rul, su santidad pasará frente a la entrada principal de la basílica donde se encuentra la patrona de esa ciudad. He ahí un especial encuentro de Benedicto XVI.
Nos referimos al encuentro con María, madre de Cristo y del sucesor de san Pedro, en su advocación de Nuestra Señora de Guanajuato.
Para una pequeña charla al respecto, el abad de dicha basílica monseñor Juan Rodríguez Alba, nos recibe en sus oficinas donde se puede percibir la constante actividad que se genera en ocasión de la primera visita de Benedicto XV. Reuniones, personas en su escritorio realizando su trabajo y sobre todo un agradable ambiente de sonrisas y paz. Monseñor Rodríguez Alba nos comenta: “Se sacará la imagen a la puerta de la iglesia para que el papa le dé la bendición, y la Virgen le dé la bendición al papa.
Monseñor, ¿cuándo fue la última vez que bajaron del altar la imagen de la Virgen de Guanajuato? –“cada año, el 9 de agosto, el grupo de la Hermandad de Cargadores baja a la Virgen. Se pone cierto tiempo en cada una de las tres puertas de la basílica para que quienes la visitan, reciban su bendición y al día siguiente, la gente puede pasar bajo su manto, cerca del altar”. Hace una pausa y reflexiona con una mirada envuelta en la convicción y la fe.
Monseñor Rodríguez de Alba continúa: “Esta ocasión es especial. Cuando vemos o escuchamos a un hijo buscando a su madre de inmediato nos llenamos de ternura, pero cuando una madre busca a su hijo, sabemos que además de esa ternura existe la protección, la guía y la esperanza. La Virgen saldrá al encuentro del santo padre durante su recorrido hacia la casa del Conde Rul. Le pedimos a nuestra patrona siga ayudándole en esta labor difícil de realizar la misión de vicario de Cristo”.
Nos llama la atención la mención de la Hermandad de Cargadores de Nuestra Señora de Guanajuato y por ello buscamos una breve charla con el “celador mayor”, don Leonardo Ávila Luna quien lleva 40 años siendo parte de quienes tienen el honor de cargar la imagen cuando es necesario. –“Es una emoción difícil de describir, de tal manera que hasta siente uno escalofríos de poder llevar a nuestra Virgen”.
Don Leonardo ¿que significado podemos darle al momento en que la Virgen esté en la puerta del atrio de la basílica? --“No son tiempos fáciles para la labor del papa. Así como María estuvo siempre al lado de Cristo en el Vía Crucis, así Nuestra Señora de Guanajuato saldrá al encuentro de su hijo, de Benedicto XVI”.