Por José Antonio Varela Vidal
CIUDAD DEL VATICANO, jueves 22 marzo 2012 (ZENIT.org).- Entrar en la Comisión Pontificia para América Latina (CAL) es como visitar un santuario con todas las devociones latinoamericanas juntas, donde las imágenes de la Virgen María en sus múltiples advocaciones, así como las cruces, las fotos y las banderas reflejan a esta Iglesia continental, que muchos han llamado la auténtica ‘despensa’ del catolicismo mundial.
Y esto es evidente porque el 40% de la barca de Pedro vive y aplica su fe en las tres Américas –como se le debe ver hoy–, tomando en cuenta el altísimo número de hispanos que viven en Canadá y Estados Unidos, siendo que en pocos años este último país tendrá a la mitad de los católicos provenientes del mundo hispano.
Fue así que en este dicasterio, el único en la Santa Sede en el que se habla de modo prevalente el español, ZENIT fue recibido por el doctor Guzmán Carriquiry, uruguayo, secretario de la CAL y el primer laico en la historia que asume un cargo de tan alto nivel en la curia vaticana, después de toda una vida dedicada a la Iglesia, lo que le ha merecido reconocimientos de todo tipo.
En vísperas de la llegada del papa a México y Cuba, países desde donde abrazará a todo el continente, conversamos con él sobre las expectativas del viaje, de los retos de la Iglesia latinoamericana y de los planes de la CAL contados en exclusiva a los lectores de ZENIT, cuyos servicios informativos nos confiesa leer “como el pan de cada día”…
¿Cómo está el espíritu del santo padre y de la curia vaticana para este viaje?
–Guzmán Carriquiry: Es una visita que se ha preparado intensamente y en pocos meses. Hay mucha alegría y esperanza en este segundo viaje del santo padre a tierras latinoamericanas, en que los pueblos de México y Cuba lo recibirán con mucho cariño.
Ha sido bien recibida la invitación del papa a todos los obispos del continente en la catedral de León…
–Guzmán Carriquiry: Sí, el papa se dirigirá a América Latina y a todo el continente, porque a fin de año se celebrarán los 15 años de la Asamblea general del Sínodo de los Obispos para América.
¿Cómo encuentra el papa a la América Latina?
–Guzmán Carriquiry: Pienso que la V Conferencia del Celam y el documento de Aparecida, constituyen el cuadro general de orientaciones, ‘la inteligencia’ del episcopado latinoamericano sobre la situación actual en América Latina y su misión. De allí ha nacido la Misión Continental que se está desarrollando en los diversos países y que es una respuesta a las convocaciones reiteradas a una nueva evangelización hechas por Juan Pablo II y Benedicto XVI. Leía hace poco en el Latinobarómetro que la Iglesia católica sigue siendo la institución que recoge el mayor consenso, credibilidad y confianza, solo superada por los bomberos… Eso quiere decir que en América Latina la tradición católica sigue siendo una matriz cultural de la vida de nuestros pueblos, con un 80% de habitantes bautizados en la Iglesia católica.
También hay otros fenómenos que emergen y que preocupan, ¿no?
–Guzmán Carriquiry: No ignoramos el proceso de secularización que se extiende en las grandes ciudades, la difusión del evangelismo neopentecostal, otras formas de sincretismo espiritual y seudoreligioso, así como hostigamientos que vive la iglesia católica en América Latina.
Al respecto, hay gobiernos que hostigan y provocan a la Iglesia, ¿no? –Guzmán Carriquiry: Hay quienes piensan en América Latina que esta tradición católica tan arraigada es una anomalía que hay que desplazar, desarraigar, debilitar e ir erosionando… Y también el ethos cultural que deriva de esa tradición católica. No llama la atención la contemporaneidad de muchas presiones y proyectos legislativos que tratan de imponer la liberalización del aborto, la asimilación de uniones homosexuales al matrimonio entre varón y mujer, y otros temas antropológicos sensibles. Son presiones que derivan de lobbys locales sostenidos por fuertes poderes transnacionales, pero que chocan con la sensibilidad religiosa y ética de nuestros pueblos.
La religiosidad popular que está muy extendida en el continente, ¿tiene sus riesgos, verdad?
–Guzmán Carriquiry: Lo ha dicho el papa Benedicto XVI en Aparecida, como lo había dicho el CELAM [Consejo Episcopal Latinoamericano] en Puebla y allí mismo, que la religiosidad popular es un gran tesoro del patrimonio católico en América Latina, porque es una forma de inculturación de la fe católica en la vida del pueblo latinoamericano.
Sin embargo, la piedad popular tiene que conducir a la liturgia que es la más importante oración de la Iglesia y a los sacramentos. Cuando advertimos que las grandes expresiones de la piedad popular reúnen multitudes pero que después la participación a la liturgia dominical se reduce considerablemente, se ve entonces que hay todo un trabajo de nueva evangelización y catequesis, a fin de que ese pueblo de bautizados, en que la fe está tan arraigada en su piedad, se transforme cada vez más en un pueblo de discípulos, testigos y misioneros de Jesucristo.
¿Y qué recomienda la CAL sobre la formación sacerdotal en el continente?
–Guzmán Carriquiry: En los últimos años estamos advirtiendo un crecimiento de vocaciones sacerdotales por doquier, por ejemplo México tiene en Guadalajara el seminario con el mayor numero de candidatos al sacerdocio del mundo entero. Ese crecimiento plantea elevar el nivel de disciplina espiritual, comunitaria, doctrinal, pastoral y cultural en nuestros seminarios latinoamericanos. Muchos de los candidatos llegan con problemas de descompensación afectiva y cultural, por lo que es muy importante acompañarlos para ir forjando el temple de hombres, de personalidades sacerdotales maduras en la fe, con un background cultural importante, que sean capaces de afrontar toda la realidad de los países, dada la presencia de Cristo que representan.
¿Qué más se necesita a ese nivel?
–Guzmán Carriquiry: Hay que elevar el nivel cultural. Que los sacerdotes conozcan la historia latinoamericana, la tradición de nuestra Iglesia, el patrimonio de los santos que tenemos, nuestras devociones, los escritores latinoamericanos más importantes. Que conozcan más a fondo todos los tesoros de doctrina, cultura, de caridad, de la tradición católica en su conjunto. Que crezcan también como santos, en respuesta al amor de Dios que los ha escogido y los llamado al sacerdocio, totalmente a su servicio. Y en la comunión, unido a su presbiterio en que el obispo es padre y hermano.
¿Cómo ve el protagonismo de los laicos en la Iglesia latinoamericana?
–Guzmán Carriquiry: El trabajo que se nos ha confiado abraza a esa multitud de bautizados que forman parte del pueblo de Dios que es laicado, a los que un cardenal latinoamericano llamó el “gigante dormido”. Para una parte de esa multitud de bautizados, el bautismo ha ido quedando sepultado por una capa de indiferencia y olvido. Para muchos otros ese bautismo se manifiesta en las expresiones de la piedad popular, que tiene que arraigarse cada vez más como fe católica en el corazon de las personas, en la vida de las familias, y en las culturas de las naciones. Y el papa lo dijo en Aparecida, que este continente católico demuestra una escasez de fuertes presencias y de liderazgo laical en los campos de la política, de la economía, la cultura y de los medios de comunicación. Y esta debe ser más incisiva, significativa, coherente con las enseñanzas de la fe, competente y apasionada por la vida y los destinos de nuestros pueblos. Que sea capaz de traducir en la vida pública las bienaventuranzas del evangelio.
Hay que cultivar con especial atención
los procesos de iniciación y reiniciación cristiana hasta llegar a la madurez de un laicado en que la fe abrace toda la vida, personal y colectiva; que se transforme en inteligencia y comprensión de toda la realidad.
¿A qué se refiere con ‘reiniciación cristiana’ del laicado?
–Guzmán Carriquiry: Hay quienes se han ido alejando de la Iglesia católica por la indiferencia y al acercarse nuevamente –porque hay que acercarlos de nuevo–, debe darse el proceso de reiniciación cristiana para aquellos bautizados que se han alejado por la secularización extendida cada vez más en América Latina.
¿Algo así como un ‘reenganche’?
–Guzmán Carriquiry: Si así quiere llamarlo usted…, sí, como un ‘reenganche’.
¿Qué otras acciones viene preparando la CAL?
–Guzmán Carriquiry: Después de Pascua vamos a presentar una pagina web para comunicarnos con los obispos, el CELAM y todas las instancias católicas de América Latina. Una web que no sea solo formal, sino llena de contenidos latinoamericanos y de la misión de la Iglesia en el continente. También estaremos convocando a un encuentro de todos los sacerdotes y religiosos y religiosas latinoamericanos que residen en Roma por estudios o que trabajan aquí, con el título “Memoria grata del viaje apóstolico del papa”. Queremos que el cardenal Ouellet pueda dar su testimonio de lo que ha visto, oído y tocado con sus manos durante el viaje del papa, así como los embajadores de México y Cuba para que den su testimonio; y este servidor recapitulará los contenidos fundamentales de la visita.
También estamos reiniciando relaciones periódicas con todas las agencias de ayuda financiera de países europeos y de Estados Unidos con la América Latina, a fin de armonizar esfuerzos, fijar prioridades y reflexionar sobre los problemas de la misión de la iglesia en el continente. Estamos pensando también que los 15 años del Sínodo americano a fin de año, tienen que ser celebrados y conmemorados con alguna actividad importante.
Y cuenten con ZENIT para todo esto…
–Guzmán Carriquiry: Sí, por supuesto que sí.