CIUDAD DEL VATICANO, martes 3 abril 2012 (ZENIT.org).- El cardenal Tauran, en nombre del Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso, ha dirigido un mensaje a la comunidad budista con motivo de la celebración de la fiesta de Vesakh/Hanamatsuri. En el mismo destaca que cristianos y budistas deben compartir la responsabilidad de educar a las nuevas generaciones en la justicia y la paz a través del diálogo interreligioso. Ofrecemos el texto del mensaje.
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Queridos amigos budistas:
1. En nombre del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso me complace ofrecer de nuevo, este año, mis sentidas felicitaciones con ocasión del Vesakh/Hanamatsuri. Es mi deseo que esta fiesta anual traiga alegría y serenidad a los corazones de todos ustedes alrededor del mundo.
2. Hoy en día, cada vez en más aulas de todo el mundo, estudiantes que pertenecen a distintas religiones y creencias se sientan juntos, aprendiendo unos con otros y unos de otros. Esta diversidad da lugar a retos y enciende una reflexión más profunda acerca de la necesidad de educar a los jóvenes a respetar y comprender las creencias y prácticas religiosas de los demás, de crecer en el conocimiento de las suyas, de avanzar juntos como seres humanos responsables y de estar dispuestos a trabajar codo con codo con personas de otras religiones para solucionar conflictos y promover la amistad, la justicia, la paz y el desarrollo humano auténtico.
3. Con su santidad el papa Benedicto XVI, reconocemos que la educación verdadera puede fundamentar una apertura a la trascendencia como también a los que están a nuestro alrededor. Donde hay una educación real, existe una oportunidad para el diálogo, para la interrelacionalidad y para la escucha receptiva del otro. En una atmósfera como ésta, los jóvenes sienten que son valorados por lo que son y por lo que son capaces de aportar; aprenden como crecer en el aprecio a sus hermanos y hermanas cuyas creencias y prácticas son diferentes de las suyas. Cuando esto ocurra, se encontrará la alegría, al ser personas de solidaridad y compasión llamadas a construir una sociedad justa y fraternal dando así esperanza para el futuro. (Cf. Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz, 1 de enero 2012).
4. Como budistas ustedes trasmiten a los jóvenes la sabiduría sobre la necesidad de abstenerse de hacer daño a los demás y de vivir vidas de generosidad y compasión; una práctica que debe ser reconocida y valorada como un don precioso para la sociedad. Éste es un modo muy concreto en el que la religión contribuye a educar a las nuevas generaciones, compartiendo la responsabilidad y colaborando con los demás.
5. De hecho, los jóvenes son un activo para todas las sociedades. A través de su autenticidad nos animan a encontrar respuestas a las preguntas más fundamentales sobre la vida y la muerte, la justicia y la paz, el significado del sufrimiento y las razones para la esperanza. De este modo nos ayudan a progresar en nuestra peregrinación hacia la Verdad. Por su dinamismo, como constructores del futuro, nos meten prisa para que destruyamos todos los muros que desgraciadamente aún nos separan. A través de sus preguntas alimentan el diálogo entre religiones y culturas.
6. Queridos amigos, unimos nuestros corazones a los suyos y oramos para que juntos podamos guiar a los jóvenes con nuestro ejemplo y nuestra enseñanza para ser instrumentos de justicia y paz. Compartamos la responsabilidad común que tenemos hacia las generaciones presentes y futuras, instruyéndolas para que sean pacíficas y constructoras de paz.
Feliz Vesakh/Hanamatsuri.
Jean-Louis Cardinal Tauran, presidente; arzobispo Pier-Luigi Celata, secretario.
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