Las virtudes heroicas de la madre Assunta Marchetti

Promulgado decreto de la cofundadora de las scalabrinianas

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Por Giampiero Valenza

ROMA, Martes, 3 de abril 2012 (ZENIT.org) – Se promulgó el decreto de las virtudes heroicas de la madre Asunta Marchetti, cofundadora de la congregación de las Hermanas Misioneras de San Carlos Borromeo (Scalabrinianas). Lo ha hecho, la Congregación para las Causas de los Santos con la autorización del papa Benedicto XVI.

«Ha sido declarada virtuosa de modo heroico porque, con paciencia, en la cotidianidad, enfrentó todas las dificultades de modo sumamente virtuoso. Creía en la palabra de Dios y la puso en práctica todos los días», dijo la hermana Alda Mônica Malvessi, superiora general de las hermanas scalabrinianas.

En el decreto de las virtudes de la Congregación para las Causas de los Santos, se cita la frase de la madre Assunta Marchetti, dirigida a sus hermanas: «Dios se sirve de los instrumentos inadecuados, los más insuficientes, para sus obras. Toda mi confianza la puse en su dulce corazón» y es aquí, dice el decreto, que se «resume el testimonio de su vida como mujer austera y dócil, llena de equilibrio humano y, sobre todo de humildad y caridad.»

La sierva de Dios Assunta Marchetti (nacida en Lombrici di Camaiore, Italia, en 1871), concentró su trabajo en Brasil, especialmente a favor de los enfermos, huérfanos y pobres. Fue allí a propuesta de su hermano –también misionero scalabriniano–, padre José, quien tenía la necesidad de religiosas que cuidaran de los huérfanos.

La madre Asunta Marchetti fue nombrada superiora general y fue a realizar su propio trabajo en el sur del Brasil, en las comunidades de Nova Bréscia y Nova Vicenza, y después en el estado de Sao Paulo.

Añade el decreto que: «En todos estos lugares vieron su compromiso constante en el servicio a los hermanos más necesitados. Y que su trabajo incansable radicaba en una profunda vida interior. El curso de su vida se distinguió por una búsqueda asidua de la voluntad de Dios y por un ejercicio heroico de las virtudes.

Incluso en medio de la fatiga y las enfermedades, nunca descuidó la oración, la devoción eucarística y mariana y la meditación, lo que favoreció una profunda comunión con el Señor y el abandono confiado a la divina Providencia.»

La madre Asunta Marchetti murió en Sao Paulo, Brasil, el 1 de julio de 1948.

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ZENIT Staff

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