México: "El turismo debe ser iluminado por la Palabra de Dios", afirma el papa

VII Congreso Mundial de Pastoral del Turismo

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CANCÚN, lunes 23 abril 2012 (ZENIT.org).- Con un mensaje de Benedicto XVI, se inauguró este lunes el VII Congreso Mundial de Pastoral del Turismo que tiene lugar en Cancún, México, sobre el tema general «El turismo que marca la diferencia» y que termina el 27 de abril.

El saludo de bienvenida a los congresistas estuvo a cargo del obispo-prelado de Cancún-Chetumal, monseñor Pedro Pablo Elizondo Cárdenas.

Luego tuvo lugar el discurso inaugural del cardenal Antonio Maria Vegliò, presidente del Pontificio Consejo, en el que ofrece un análisis de la realidad turística actual, con elementos de positividad y aspectos de sombra. El turismo no es sólo una oportunidad, sino un derecho para todos. De aquí una atención especial de la Iglesia por el turismo social, el turismo religioso y el turismo de los cristianos.

En el videomensaje enviado por el secretario general de la Organización Mundial del Turismo (OMT) de Naciones Unidas, Taleb Rifai, se condensa el concepto de turismo y de sus posibilidades en un sector turístico que marca la diferencia.

En representación del secretario general de la OMT, participa en los trabajos del congreso Ana Carolina Somarriba, coordinadora de los Proyectos de Desarrollo para Centroamerica, que ha presentado una ponencia articulada sonre la situación actual del turismo (y del turismo religioso) y perpectivas para el futuro.

El papa Benedicto XVI ha enviado al presidente del Consejo Pontificio de la Pastoral para los Emigrantes e Itinerantes, cardenal Antonio Maria Vegliò, y al obispo-prelado de Cancún-Chetumal, monseñor Pedro Pablo Elizondo Cárdenas LC, un mensaje en español con motivo de este congreso.

«El turismo –dice el papa en su mensaje- es ciertamente un fenómeno característico de nuestra época, tanto por las significativas dimensiones que ha alcanzado como por las perspectivas de crecimiento que se prevén. Al igual que toda realidad humana, debe ser iluminado y transformado por la Palabra de Dios. Desde esta convicción, la Iglesia, con su solicitud pastoral, y siendo consciente del importante influjo que este fenómeno tiene sobre el ser humano, lo acompaña desde sus primeros pasos, alienta y promueve sus potencialidades, al mismo tiempo que señala y trabaja por corregir sus riesgos y desviaciones».

«El turismo –añade–, junto con las vacaciones y el tiempo libre, aparece como un espacio privilegiado para la restauración física y espiritual, posibilita el encuentro de quienes pertenecen a culturas diversas, y es ocasión de acercamiento a la naturaleza, favoreciendo por todo ello la escucha y la contemplación, la tolerancia y la paz, el diálogo y la armonía en medio de la diversidad».

El viaje, según Benedicto XVI, «es manifestación de nuestro ser homo viator, al mismo tiempo que refleja ese otro itinerario, más profundo y significativo, que estamos llamados a recorrer: el que nos conduce al encuentro con Dios».

«La posibilidad que nos brindan los viajes de admirar la belleza de los pueblos –añade–, de las culturas y de la naturaleza, nos puede conducir a Dios, favoreciendo la experiencia de fe, ‘pues por la grandeza y hermosura de las criaturas se llega por analogía a contemplar a su creador’ (Sb 13,5)». Por otra parte, explica el pontífice, «el turismo, como toda realidad humana, no está exento de peligros ni elementos negativos. Se trata de males que hay que afrontar urgentemente, ya que conculcan los derechos y la dignidad de millones de hombres y mujeres, especialmente de los pobres, los menores y los discapacitados».

Entre los aspectos negativos del turismo, el papa señala que «el turismo sexual es una de las formas más abyectas de estas desviaciones que devastan, desde el punto de vista moral, psicológico y sanitario, la vida de las personas, de tantas familias y, a veces, de comunidades enteras».

Así mismo, «la trata de seres humanos por motivos sexuales o para trasplantes de órganos, así como la explotación de menores, su abandono en manos de personas sin escrúpulos, el abuso, la tortura, se producen tristemente en muchos contextos turísticos».

Todo esto, según el pontífice, «ha de inducir a aquellos que se dedican pastoralmente o por motivos de trabajo al mundo del turismo, y a toda la comunidad internacional, a aumentar la vigilancia, a prevenir y contrastar estas aberraciones».

El papa destaca tres ámbitos en los que la pastoral del turismo debe centrar su atención.

En primer lugar, «iluminar este fenómeno con la doctrina social de la Iglesia, promoviendo una cultura del turismo ético y responsable, de modo que llegue a ser respetuoso con la dignidad de las personas y de los pueblos, accesible a todos, justo, sostenible y ecológico. El disfrute del tiempo libre y las vacaciones periódicas son una oportunidad, así como un derecho. La Iglesia desea seguir ofreciendo su sincera colaboración, desde el ámbito que le es propio, para hacer que este derecho sea una realidad para todos los seres humanos, especialmente para los colectivos más desfavorecidos».

En segundo lugar, «la acción pastoral nunca debe olvidar la via pulchritudinis, la ‘vía de la belleza’. Muchas de las manifestaciones del patrimonio histórico-cultural religioso ‘son auténticos caminos hacia Dios, la Belleza suprema; más aún, son una ayuda para crecer en la relación con él, en la oración. Se trata de las obras que nacen de la fe y que expresan la fe’ (Audiencia general, 31 agosto 2011). Es importante cuidar la acogida y organizar las visitas turísticas siempre desde el respeto al lugar sagrado y a la función litúrgica para la que nacieron muchas de estas obras y que sigue siendo su destino primordial».

Y, en tercer lugar, «la pastoral del turismo ha de acompañar a los cristianos en el disfrute de sus vacaciones y tiempo libre, de modo que sean de provecho para su crecimiento humano y espiritual. Éste es ciertamente ‘un tiempo oportuno para que el cuerpo se relaje y también para alimentar el espíritu con tiempos más largos de oración y de meditación, para crecer en la relación personal con Cristo y conformarse cada vez más a sus enseñanzas’ (Ángelus, 15 julio 2007)».

El papa concluye su mensaje exhortando a que «la pastoral del turismo forme parte, con pleno derecho, de la pastoral orgánica y ordinaria de la Iglesia, de modo que coordinando los proyectos y esfuerzos, respondamos con mayor fidelidad al mandato misionero del Señor».

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ZENIT Staff

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