ROMA, lunes 15 octubre 2012 (ZENIT.org).-Mientras Malala Yousafzai, la adolescente de catorce años víctima de un atentado talibán lucha entre la vida y la muerte y ha sido trasladada a un hospital especializado de Londres, Reino Unido, Pakistán asiste conmocionado a la tragedia de la joven paquistaní. Una chica que sólo quería estudiar, ir a la escuela, un derecho negado a una gran parte de las mujeres del planeta.
Según informa la agencia vaticana Fides, «toda la nación paquistaní está conmocionada y parece haber encontrado la unidad».
Fuentes locales consultadas por la agencia informan de que «todo el mundo está orando por su supervivencia».
En todo el país, las iglesias, la sociedad civil y las organizaciones por los derechos humanos han organizado reuniones y vigilias de oración.
El Consejo para el Diálogo Interreligioso ha organizado un encuentro de oración en Lahore, dirigido por el padre Francis Nadeem OFM Cap, coordinador del Consejo y por el padre James Channan OP, director del “Centro por la Paz” de Lahore.
Más de 75 líderes religiosos de distintas confesiones (musulmanes, cristianos, hindúes, sijs) han condenado el atentado contra Malala y relanzado su compromiso en favor del crecimiento, educación y desarrollo de las comunidades marginadas, diciendo “no” a la talibanización del país.
“Malala es una luz entre las sombras del analfabetismo, la pobreza y el terrorismo”, han dicho, señalando que “su trabajo está dentro del espíritu del Islam y de las otras religiones del mundo”.
Las dos organizaciones no gubernamentales (ONG) de inspiración cristiana, Masihi Foundation Pakistan y Life for All, muy involucradas en el campo de la educación, han organizado una celebración en la catedral de Lahore, donde mujeres y niños han encendido velas para expresar su solidaridad con Malala.
“Malala –ha dicho Rizwan Paul, responsable de Life for All– se ha convertido en un símbolo de unidad y paz. Hoy ella es una inspiración para reiterar la importancia de la educación para todos”. La Asamblea ha destacado que “al oponerse a la ideología talibán, Malala ha mostrado más valor que el gobierno de Pakistán”.
En una declaración conjunta, las dos ONG dicen: “Rimsha Masih y Malala Yousafzai, ambas chicas de 14 años, son ahora un símbolo de cambio para Pakistán: han dado al país la oportunidad de repensar sobre la blasfemia y el extremismo. Para la sociedad pakistaní ha llegado el momento de elegir entre una vida de temor o de compromiso valiente contra el extremismo. El ejemplo lo han dado dos chicas de 14 años”.