CIUDAD DEL VATICANO, jueves 18 octubre 2012 (ZENIT.org).- La obra de un precursor del trabajo cooperativo de signo cristiano, en proceso de canonización, fue presentada en Roma, con la participación de varios padres sinodales. La figura de José María Arizmendiarrieta, creador de la Cooperativa Mondragón, en coincidencia con el Día Mundial de la Alimentación, dedicado este año a las cooperativas agrícolas, se presenta como una experiencia pionera y lograda.
Las cooperativas agrícolas, que generan ingresos para millones de pequeños agricultores, podrían expandirse y hacer una contribución aún mayor contra la pobreza y el hambre si recibieran el apoyo adecuado por parte de los gobiernos, la sociedad civil y el mundo académico. Este es el mensaje que lanzó el Fondo de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) el pasado Día Mundial de la Alimentación, el 16 de octubre. El lema «Las cooperativas agrícolas alimentan al mundo» de esta jornada coincide con el Año Internacional de las Cooperativas.
Benedicto XVI hizo público un mensaje dirigido al director de la FAO, José Graziano da Silva, en el que subraya el importante papel que desempeñan las cooperativas agrícolas en la lucha contra la desnutrición (ver: http://www.zenit.org/article-43379?l=spanish). El mensaje del papa fue leído por el arzobispo Luigi Travaglino en una ceremonia en la sede de la FAO a la que asistieron personalidades y responsables de organismos de Naciones Unidas con sede en Roma.
Con este motivo, la comisión postuladora para la causa de la beatificación de José María Arizmendiarrieta (1915-1976), en colaboración con el Consejo Pontificio Justicia y Paz, aprovechó la presencia en Roma de obispos de todo el mundo para dar a conocer la figura de este pionero del cooperativismo y su principal obra: la experiencia de Mondragón.
En la presentación titulada «La Experiencia Cooperativa de Mondragón, sus raíces cristianas y su potencialidad para promover la Doctrina Social de la Iglesia en el contexto de la nueva evangelización», intervinieron varios cardenales y obispos, así como los impulsores del proceso.
Los representantes del movimiento cooperativo que puso en marcha Arizmendiarrieta viajaron a Roma dispuestos a compartir su experiencia y a colaborar en otros proyectos de corte social que se pongan en marcha en el mundo, comunicando su experiencia.
Avanzar en este proceso de canonización, que comenzaron a impulsar algunos de sus discípulos en 1999, requiere muchos pasos. Sus impulsores se considerarían más que satisfechos con el reconocimiento de «venerable», en 2015, coincidiendo con su centenario. El proceso está ya en la fase romana. Tras haber sido inicialmente visto y tramitado en la Diócesis de San Sebastián, las actas resultantes fueron remitidas en 2009 a la Congregación de las Causas de los Santos que, en mayo de 2010, de manera inusualmente rápida, emitió un «decreto de validez» que ponía en marcha la parte más exigente del itinerario.
En un doble acto, se presentó la Experiencia Cooperativa de Mondragón y la figura de su fundador. En el instituto María Bambina, junto a la plaza San Pedro, el cardenal Peter Turkson recordó el apoyo tradicional de la doctrina social de la Iglesia al cooperativismo, como «expresión de la complementariedad entre la persona y la sociedad, donde mejor se conjugan la libertad de la persona en el campo económico y el bien común de toda la sociedad». Reconoció en Mondragón una de las «buenas prácticas de ética social en la empresa a escala internacional».
El día anterior, monseñor Mario Toso, secretario del mismo Consejo Pontificio Justicia y Paz, habló del vínculo existente entre el acto de presentación de la experiencia cooperativa y el Sínodo sobre la nueva evangelización. Dijo que «en Arizmendiarrieta encontramos realmente un ministerio de evangelización de lo social. Don José María era bien consciente de que para la evangelización del mundo del trabajo no bastaba explicar la doctrina social, sino que eran necesarias las obras y el testimonio».
El obispo de San Sebastián José Ignacio Munilla recordó la «profunda identificación cristiana con la que don José María vivió su vida, siendo buen exponente de la espiritualidad de entrega sacerdotal del Seminario de Vitoria».
Destacó su labor de acompañamiento y formación integral de los jóvenes, como el centro de Acción Católica y de la Juventud Obrera Católica (JOC), la Escuela Profesional, embrión de la actual universidad politécnica de Mondragón, el apoyo a la creación de las primeras cooperativas, todo ello desde la «pasión por entregar su vida para Dios y para el prójimo».
N.S.M.