El portavoz del Vaticano, padre Federico Lombardi analiza en una artículo publicado hoy en la web de Radio Vaticano con el sugestivo título “La nueva verdad, o mejor las nuevas falsedades de Ali Agca”, el recién publicado libro de memorias de quien –el 13 de mayo de 1981- disparó al papa Juan Pablo II.
Según su nueva versión, el atentado que él cumplió con la intención de asesinar a Juan Pablo II, habría sido mandado por el ayatolá Jomeini.
“Me habían prometido el paraíso. Mi vida y la verdad sobre el atentado al papa”, es el título del libro distribuido este 31 de enero por la casa editora Chiarelettere. Es una nueva autobiografía, no la primera, de Mehmet Ali Agca.
Una biografía, indica Lombardi, “contada con dudosa pericia y con la ayuda de un experto en novelas que se mantiene en el anonimato”, y cuya revelación central sería, después de 32 años del atentado, la del verdadero mandante del intento de asesinato del papa Juan Pablo II, o sea el ayatolá Jomeini”.
Una vida novelada de Ali Agca, que retoma muchas cosas que ya había escrito anteriormente, añade el portavoz vaticano, y que “confirma su política para despistar sistemáticamente a los investigadores, niega las pistas que centraban la atención en el Este Europeo, y sobre todo intenta construir un scoop internacional: el ayatolá Jomeini, Irán, el islam ‘nazifascista’ serían la verdadera explicación sobre el deseo de asesinar al papa como punto crucial de la guerra final contra el odiado occidente cristiano”.
Sin medias tintas el padre Lombardi explica los datos que, al ser comparados con los hechos, no cuadran, “confirmaciones negativas precisas que se basan en testimonios muy creíbles”.
Estas son: “No es verdad que Agca hubiera hablado con el papa sobre el ayatolá Jomeini, y de Irán como mandante, durante el coloquio en la cárcel (y este es un punto central del libro); no es verdad que el Vaticano considerara fundada la pista islámica; no es verdad que Juan Pablo II hubiera invitado a Agca a convertirse al cristianismo y le enviara una carta a la cárcel; no es verdad que el cardenal Ratzinger le escribiera cartas a Agca”.
También desmiente que el portavoz del Vaticano Navarro Valls hiciara referencia a una pista islámica del caso Emanuela Orlandi, una joven cuya familia residía en la Ciudad del Vaticano y que fue secuestrada misteriosamente en Italia. Entre otros motivos porque en la fecha citada por Agca, Navarro Valls no era aún portavoz.
Según el agresor, le habría dicho la verdad a Juan Pablo II en la famosa visita que el papa le hizo el 27 de diciembre de 1983 en la cárcel romana de Rebibbia, con la condición de que el papa mantuviera el secreto, o sea que eran Jomeini y el gobierno iraní los mandantes del atentado.
El portavoz vaticano indica en su artículo que interrogó al cardenal Stanislaw Dziwisz, entonces secretario de Juan Pablo II, quien le acompañó en la celda y que con el consentimiento del papa podía oír, no muy de cerca pero claramente el coloquio.
Y “Dziwisz confirma que hablaron sobre el secreto de Fátima pero niega absolutamente que se hubiera mencionado al ayatolá Jomeini y que el papa hubiera invitado al agresor a convertirse al cristianismo”.
Benedicto XVI confirmó a Lombardi que, cuando era aún cardenal, recibió, como otras personalidades, cartas de Agca, pero que nunca le respondió. Agca dice en cambio que recibió las respuestas pero que las destruyó.
“O sea –concluye el portavoz- todo lo que era de mi competencia y que pude verificar es falso”. Y recordó que “a las más de cien versiones que Agca dio sobre los hechos ahora se agrega esta última, demasiadas para que ahora podamos creerle”.