Benedicto XVI: "A nosotros nos corresponde echar las redes con fe, el Señor hace el resto"

El Papa, en el Ángelus, anima a tener confianza en la fuerza de Dios que actúa en nuestra pobreza

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En la meditación del Ángelus de hoy el Papa ha hecho una reflexión sobre el Evangelio del domingo, la llamada de Jesús a los primeros discípulos. Para profundizar en este pasaje, ha recordado los hechos precedentes: la enseñanza de Jesús a la multitud y la pesca milagrosa. En estas narraciones, el evangelista -explica el Santo Padre – «hace ver como los primeros discípulos siguieron a Jesús fiándose de Él, fundándose en su Palabra, acompañada también de signos prodigiosos». Simón pasa de llamar ‘Maestro’ a Jesús para dirigirse luego a Él como ‘Señor’. Y ha añadido el Santo Padre, «es la pedagogía de la llamada de Dios, que no mira tanto a la calidad de los elegidos, sino a su fe, como la de Simón que dice: ‘En tu palabra, echaré las redes'»

Benedicto XVI  ha explicado que la imagen de la pesca remite a la misión de la Iglesia, como ya dijo San Agustín «Dos veces los discípulos se pusieron a pescar por orden del Señor: una vez antes de la pasión y otra después de la resurrección. En las dos pescas está representada toda la Iglesia: la Iglesia como es ahora y como será después de la resurrección de los muertos. Ahora acoge a una multitud imposible de numerar, que comprende a los buenos y a los malos; después de la resurrección comprenderá sólo a los buenos» (Discurso 248,1). La experiencia de Pedro representa también la llamada de cada apóstol, «que no debe nunca desanimarse en el anunciar a Cristo a todos los hombres, hasta los confines del mundo».

En la meditación, el Santo Padre ha explicado como este texto hace reflexionar también sobre la vocación al sacerdocio y a la vida consagrada. Y ha matizado que el hombre no es el autor de la propia vocación, sino que es una repuesta que se da a la propuesta de Dios y ha añadido que «la debilidad humana no debe tener miedo si Dios llama. Es necesario tener confianza en su fuerza que actúa precisamente en nuestra pobreza; es necesario confiar cada vez más en la potencia de su misericordia, que transforma y renueva».

Para finalizar ha invitado a que esta Palabra de Dios reviva en los cristianos el valor, la confianza y el impulso para anunciar y testimoniar el Evangelio y que los fracasos y las dificultades no sean motivo de desanimo, » a nosotros nos corresponde echar las redes con fe, el Señor hace el resto».

Ha pedido también la intercesión de la Virgen María, que consciente de su pequeñez supo responder con confianza a la llamada de Dios.

Después de la oración del Ángelus, el Papa ha recordado la festividad del fin de año lunar que se celebra en diferentes pueblos del Extremo Oriente. Y ha deseado que se cumplan los deseos de paz, armonía y acción de gracias, que son los valores universales que se celebra, para construir la propia familia, la sociedad y la nación. Ha dirigido un saludo especial a los católicos de estos países para que en este Año de la fe se dejen guiar por la sabiduría de Cristo.

El Santo Padre ha recordado también que mañana, memoria litúrgica de la Virgen María de Lourdes, se celebra la Jornada Mundial del Enfermo. Con la oración y con el afecto – ha añadido – ha manifestado su cercanía con todos los enfermos y con lo que se reunirán en el Santuario mariano de Altötting, en Baviera, donde tendrá lugar la celebración solemne.

Al finalizar el Ángelus, el Papa se dirigió a los fieles procendentes de países de habla hispana presentes en la plaza de San Pedro:

Saludo cordialmente a los fieles de lengua española, en particular a los grupos venidos de la Archidiócesis de Oviedo, así como a los que se unen a través de los medios de comunicación social. Hoy san Pablo nos muestra el núcleo de la predicación del Evangelio en el que estamos fundados: «Cristo murió por nuestros pecados, fue sepultado y resucitó al tercer día, según las Escrituras». Ésta es la fe a la que hemos adherido y que estamos llamados a trasmitir. Pidamos a la Santísima Virgen María que nos ayude a ser testigos de este mensaje de salvación y podamos ver, en nuestro trabajo diario por la edificación del Reino de los cielos, la gracia de Dios que actúa en nosotros. Feliz Domingo.

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