Reproducimos por su interés para los lectores una entrevista hecha por la página web de la diócesis de Málaga, España, a un candidato alos premios Goya, como actor revelación. Lo sorprendente es que Joaquín Núñez habla de su fe y su vida parroquial sencillamente, como parte de su vida, sin la actitud vergonzante de ciertos personajes públicos, en una España que prima cierta opinión publicada laicista agresiva contra la religión, y en especial la Iglesia católica.
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Joaquín Núñez (Málaga, 1961) ha sido nominado a los premios Goya como actor revelación por su papel en la película Grupo 7. Acaba de recibir el premio del cine andaluz ASECAN. Este actor, enamorado de su profesión, recuerda sus primeros pasos en el arte de la actuación en la parroquia de Fátima, donde participó en una representación de Jesucristo Super Star y representaba las parábolas del Evangelio. Después de estudiar Arte Dramático, ha trabajado en multitud de proyectos de teatro, ha creado compañías, ganado festivales… nos cuenta qué llena su vida.
Se ha convertido en uno de los hombres más buscados por los medios de comunicación. ¿Va a seguir cantando y animando la Eucaristía en la parroquia del Carmen?
–Joaquín Núñez:Por supuesto. Es lo que me da la vida, lo que me da el entusiasmo. La parroquia, la comunidad, cantar, leer la Palabra, la familia son los alimentos para mí y para mi espíritu. Son imprescindibles para tener los pies en el suelo. Y esto, como dices, sorprende mucho a los compañeros actores. Cada uno cuenta las cosas que le llenan y yo cuento esto, que es mi día a día.
Forma parte de una comunidad de seglares claretianos. ¿Cómo es la vida de fe de Joaquín?
–Joaquín Núñez: Desde el comienzo descubrí que lo de actuar y cantar eran unos talentos que el Señor me había regalado para ponerlos al servicio. Participamos en la parroquia de Nuestra Señora del Carmen, en Málaga, y cantamos con los niños en la misa de la familia, los domingos por la mañana. Estoy convencido de que estos dones sirven para contar el significado de la Palabra de Dios, de las parábolas, e intento ponerlo al servicio. Las distintas comunidades nos turnamos para preparar un tema para los demás. Cuando nos toca a nosotros, hacemos una pequeña representación. Me encantó participar en la obra “Colgados de la vida”, en el Encuentro Diocesano de la Juventud de 2007, en el que íbamos todos, jóvenes de toda la Diócesis, en el mismo barco, pilotado por Dios.
¿Es el teatro un buen medio para evangelizar?
–Joaquín Núñez: Claro, claro. El mismo Jesús usaba parábolas para que sus discípulos se enteraran. Las parábolas te ofrecen imágenes y personajes con los que te puedes identificar y son más fáciles de entender. El teatro es básicamente esto. Me encanta representar las parábolas. En la parroquia de Fátima, los sábados las preparábamos y las representábamos en la Eucaristía de los domingos por la mañana, tras la lectura del Evangelio. En El Carmen también lo hemos hecho en varias ocasiones.
¿Le han preguntado alguna vez cómo es posible que sea un hombre de fe?
–Joaquín Núñez: Mis compañeros actores de la película Grupo 7, en los ensayos o rodajes me preguntaban cómo era posible que yo creyera. Y yo les respondía que el mensaje de Jesucristo es precioso, que ellos también lo pueden practicar. Yo lo he experimentado. Cuando tú quieres a los demás de corazón es mucho más lo que recibes que lo que das. Y un ejemplo de ello lo tengo en mi cuñado Joaquín Béjar, misionero claretiano en Zimbabue. Un hombre que entrega su vida y la dedica a transmitir la Palabra de Dios, el amor de Dios en un país con tantas necesidades.
Ahora se rodea de gente famosa, ¿ha cambiado su vida?
––Joaquín Núñez:(Se ríe) Pues no. Ha cambiado el trabajo. La gente me pregunta si cambiaré de forma de ser, pero yo respondo que soy muy feliz como estoy. Yo no quiero ser famoso. Para mí actuar es un trabajo como otro. Yo lo que quiero es disfrutar con lo que estoy haciendo. Y ése es mi objetivo en cada trabajo nuevo que emprendo.
¿A quién dedicaría el Goya?
–Joaquín Núñez: Además de a la gente que ha formado parte de la película, a mi comunidad, que está enriqueciéndome y al Señor que me ha dado estos talentos. Y, por supuesto, a mi esposa Julia, con la que estoy día a día. Esa maravillosa mujer de eterna sonrisa, y a mis hijos, llenos de vitalidad.
¿De dónde le viene el arte a Joaquín Núñez?
––Joaquín Núñez: Yo era de la parroquia de Fátima. Allí participé en una obra de teatro, la de Jesucristo Superstar, en la que hacía de Judas. Contaba chistes y hacía teatro. Pero me puedo remontar aún más. Con sólo tres años mi madre me cantaba flamenco, yo bailaba y mi abuelo me jaleaba, era un entendido de flamenco de toda la vida. Y yo le ponía mucha pasión, aunque era pequeño. Me gustaba mucho expresar las emociones y hacer reír. En esta parroquia creamos un grupo de teatro. Después, estando en el instituto Nuestra Señora de la Victoria, nos visitó el director de la Escuela de Arte Dramático, que vino a darnos un cursillo y de aquel curso surgió un grupo de teatro. Montamos la obra Dios de Woody Allen, en la que hacía un papel protagonista. El director me animó a entrar en la Escuela de Arte Dramático y así lo hice. Fue una época muy apasionada de mi vida, cada año participaba en tres o cuatro espectáculos, además de disfrutar con las clases. Otro capítulo importante fue la creación de un grupo de teatro infantil al que llamamos Chirimoya, también he hecho algunos cortos, como Cinema para bichos, basado en frases y títulos de películas en boca de dos abejas trabajadoras.
Ha participado usted en las más diversas representaciones
–Joaquín Núñez: Tengo muchas cosas que contar, también problemas sociales. He escrito trabajos sobre inmigración, el uso y el abuso de los videojuegos o el sida en el África subsahariana, contratado por Ayuda en Acción. Se trataba de un proyecto muy ilusionante, pues no era sólo escribir un proyecto, sino dirigirlo y después explicarlo ante los jóvenes, en diversas clases de colegios e institutos. También hemos trabajado temas educativos y de absentismo escolar con otra compañía que montamos, llamada “Imagine Teatro”.
¿Cómo llegó al casting de la película Grupo 7?
–Joaquín Núñez: Me presenté porque el único requisito era tener entre 30 y 45 años. Me dijeron que le contara algo divertido a la cámara, y eso hice, estuve cinco minutos charlando con la cámara y les gustó. El personaje de Mateo es muy curioso porque tiene como una doble vida. Es un corrupto, pero que cae muy bien al espectador. Los críticos dicen que es un personaje muy natural.
¿Qué pensó cuando recibió la noticia de la nominación a los Goya?
–Joaquín Núñez: La película se estrenó en Semana santa y tiene sus pinceladas religiosas. Me resultó muy curioso que, nada más estrenarla empezaron a ofrecerme otros papeles en series a las que ni me había presentado. Tengo hasta un papel de sacerdote de comienzos de siglo. Ha trabajado con actores que nunca hubiese pensado que iba a trabajar. Cuando vi que estaba nominado sólo pensé en que lo iba a celebrar con mi mujer, tomando alguna cosa, pero no me dejaban, mi teléfono ardía de llamadas y mensajes.
Un peligro de muchos actores y famosos es llegar a confundir la vida real con los escenarios, ¿los distingue usted todavía bien?
–Joaquín Núñez: Todavía no los confundo y espero no confundirlos.
Fuente: http://www.diocesismalaga.es/index.php?mod=content&secc=view&id=2013012504.