Con la asistencia de un centenar de personas procedentes de distintos lugares de España, la directora general de la Institución Teresiana (IT), Maite Uribe Bilbao, inauguró el pasado sábado, 27 de abril, una exposición conmemorativa del primer Centenario de la presencia en la ciudad de la obra fundada por San Pedro Poveda en 1911. Estuvieron también presentes Concha Romera, directora del Sector de España y dos de sus consejeras: Ana García Aguado y María Serrera.
A lo largo de catorce paneles de gran formato se recogen los momentos más significativos desde 1912, año en que empieza la actividad de la Academia (segunda de las fundaciones povedanas), hasta la actualidad. Se ha estructurado en tres etapas: los comienzos, la etapa posterior a la guerra civil y la contemporánea, a partir del Centenario del fundador en 1974. Se ha editado también un tríptico-recuerdo que recoge en síntesis el contenido de la exposición.
La directora general Maite Uribe resaltó en su intervención que la exposición es, sobre todo, un homenaje a san Pedro Poveda, a todas las personas que han hecho posibles los frutos de vida de este Centenario, a la sociedad linarense, y a todas las personas vinculadas a la I.T. que han trabajado en los proyectos de la Institución en Linares a lo largo de estos cien años.
Recordó después el contenido de las páginas del Libro de las Fundaciones en las que Pedro Poveda relata cómo se desarrolló y puso en marcha la Academia en su ciudad natal, para continuar poniendo el acento en la personalidad del fundador –configurada en buena medida por sus vivencias en Linares– que se ha ido plasmando a lo largo de la historia en realizaciones concretas en muchos países del mundo, pura expresión de la fe de Poveda en los educadores y la educación, en las capacidades de la mujer y en las potencialidades del laicado.
Continuó señalando cuáles son en la actualidad las convicciones, mantenidas desde los orígenes, que sostienen el pensamiento y la actuación de la Institución Teresiana. Destacó la fe en todas las personas, en cada persona, pues todas llevan en sí –dijo– la riqueza de Dios, lo que lleva a la Obra de Poveda, desde una fe comprometida, a trabajar activamente por los derechos humanos, nombrando algunos proyectos en los que esto se hace evidente. Mencionó también algunas iniciativas para propiciar el encuentro con Dios (que llevará inevitablemente al compromiso con los hermanos) como el reciente encuentro de oración y meditación para jóvenes que ha tenido lugar en Madrid. Otra gran convicción tiene que ver con la capacidad de transformación de la realidad que tienen los grupos humanos, las comunidades y, unida a esta, la certeza de que la mejor manera de trabajar por el cambio social es mediante la suma de esfuerzos con otros colectivos, el trabajo en red. También en este punto señaló algunas concreciones que ejemplifican esta convicción (propuesta socioeducativa latinoamericana, redes de centros educativos, de educadores, de padres y madres, red europea de jóvenes EDIW, entre otras).
Finalizó su intervención con una referencia a las últimas Asambleas de la Institución y a la llamada que hicieron a “vivir y generar la hermandad, signo profético del Reino, que nos sostiene e impulsa a la misión”. Celebrar la vida –dijo– expresa gratitud y genera responsabilidad. La Institución Teresiana […] pide el apoyo de ustedes, de la sociedad linarense, y se compromete a unir las energías para el bien que buscamos.
»Al fin se hizo algo en mi pueblo»
El acto había comenzado con una aproximación a la muestra a cargo de Gregorio Sánchez Raya, uno de los responsables del Centro Cultural Poveda, partiendo de las palabras de Pedro Poveda que encabezan los comentarios del fundador sobre la casa de Linares y que el equipo responsable de la exposición ha elegido como marco de la misma: “Linares.- Al fin se hizo algo en mi pueblo.”
Seguidamente, señaló la importancia de Linares en algunos de los hitos de los comienzos de la Institución, como su primera obra social, que data de 1908, antes incluso de que la propia institución tomara forma, la conocida como “cunita del Niño Jesús”, un ropero para hijos de familias necesitadas; la Academia (que fue referente y modelo para las que se iban uniendo al proyecto) o el Centro Pedagógico de Cultura Femenina; que pudieron ver la luz –dijo– gracias a la colaboración de mujeres linarenses que entendieron y apoyaron con decisión la idea povedana. Entre ellas, Antonia López Arista e Isabel del Castillo, figuras clave en los primeros tiempos de la Obra. Se refirió también al Boletín de las Academias Teresianas, que se editó en la ciudad durante dos años, y que hoy, como revista Crítica celebra igualmente su centenario. Además, indicó que en Linares se comprometieron definitivamente con la Institución la mencionada Antonia López Arista o la primera directora general de la Institución Teresiana, que colaboró codo a codo con el fundador, la sierva de Dios Josefa Segovia.
Prosiguió haciendo referencia al retorno de la Institución a la ciudad, tras el obligado paréntesis que supuso la guerra civil, momento en que se pone en marcha uno de los proyectos que más ha identificado la labor de la IT en Linares, el grupo escolar Padre Poveda, que supuso una innovación pedagógica de primer orden en la ciudad, con la introducción de los llamados métodos activos de enseñanza. Continuó la labor social de la institución ofreciendo un comedor social y colonias de verano para sus alumnas, dadas las características de la zona donde se ubica. También se reanuda, durante la década de los cincuenta, la idea de la Academia de preparación para el Magisterio, que albergó, además, diferentes actividades de tipo educativo y religioso.
Centro Cultural Poveda
Terminó su alocución con un repaso a la filosofía que animó la creación del Centro Cultural Poveda, heredero, desde la década de los ochenta, del primitivo Centro Pedagógico. Detalló además las realizaciones de las distintas etapas por las que ha pasado hasta hoy este Centro, “que tanto ha supuesto –dijo– para la educación y la cultura locales”, pues en torno a él se generó, en pocos años, un movimiento sociocultural y de educación en el tiempo libre sin precedentes en la ciudad.
A continuación, se procedió al ritual de la inauguración, con el corte de la cinta, y los asistentes pudieron visitar la exposición, en la que un equipo de cinco miembros de la Institución Teresiana ha trabajado durante más de un año en labores de documentación, selección y diseño.
La exposición, que tiene carácter permanente, permanece abierta de lunes a viernes en horario de oficina, en el Centro Cultural Poveda. Para grupos se ofrece, previa solicitud, la posibilidad de completar la visita con un recorrido por los lugares más significativos de la ciudad que tienen relación con san Pedro Poveda y con la propia Institución Teresiana.
Para más información y para concertar visitas de grupo, pueden dirigirse a: ccpovedal@gmail.com.